El Eibar cumple y deja el ascenso para la visita al Alcorcón

De los tres aspirantes al ascenso directo, el que pasó una noche más plácida, casi con masaje incluido, fue el Eibar. No dio ni la más mínima opción al Tenerife, que si no salió goleado de Ipurua fue por la fabulosa actuación de su portero Soriano y el desacierto del frente ofensivo armero. Los pupilos de Garitano salen de esta penúltima jornada con todas las bendiciones para volver a casa, a Primera. Son líderes y el empate del Almería ante el colista les da más cartas para jugar en el cierre del ejercicio, en Alcorcón. Les vale con igualar lo que hagan los andaluces. El Valladolid, que sudó la gota gorda ante un Ibiza con diez, está a dos puntos. Puede darse un triple empate, que también alienta a los azulgrana y apearía de la carrera a los almerienses. El Eibar acabó su faena y celebró el triunfo con el transistor en la oreja, ya que si llega a empatar el Pucela, el ascensor hacia la élite se habría activado.

Mayo es el mes del fútbol en Eibar. Un 25 de este mes de 2014 Peleteiro ponía patas arriba Ipurua con un gol que valía un ascenso. El año pasado el día 22 quedaba para la historia como el último en el que los armeros jugaron en Primera, ante el Barça, en su estadio. Y ahora andan en el intento por regresar a la cúspide, aunque quedó aplazado a la emocionante jornada final. Un triunfo ante el colista Alcorcón servirá para deshacer el camino del precipicio. El penúltimo empujón, un examen importante, lo dio ante el Tenerife, el mejor visitante de la categoría, aunque no demostró ese pedigrí.

El Eibar conoció casi nada más sacar de medio campo que estaba fuera del ascenso de forma provisional, por el gol del Valladolid en Ibiza. Una prueba más de madurez. En lugar de añadirles presión, de encogerlos, los encorajinó aún más. Salió revolucionado, envalentonado, sin especular, a abrumar al cuadro insular. Con Stoichkov, la estrella de la categoría, el hombre-gol que provoca pánico en las defensas contrarias. Un eslalon dejando atrás a cuatro rivales, tirando amagos como que iba a salir por fuera y entrando por el centro, acabó con un gol de bandera a los 17 minutos. Se revisó el tanto en el VAR por una posible mano de Expósito en la gestación de la jugada.

Luego Garitano varió el libreto y pidió generar por las alas con centros, como uno de Correa al propio Stoichkov, que cabeceó un balón manso. O más por la frontal del área, un disparo de Expósito que detuvo Soriano, brillante ante semejante avalancha. El Tenerife trató de quitarse un poco semejante vendaval. Lo consiguió de forma engañosa con un centro chut de Mollejo que rozó en un contrario y obligó a Cantero a emplearse a fondo. O un esférico que llegó a Mario tras una prolongación peinada, pero la envió muy arriba. Todo era intensidad y ritmo por parte armera, y a esa cima de la vehemencia no llegaban los canarios, que parecían a la espera de que se bajara el suflé azulgrana. En el tramo final de la primera parte, tras la pausa para hidratarse, en un balón muy profundo de Correa para la carrera de Sielva, este sufrió un pinchazo. Son partidos que desea jugar todo futbolista y salió llorando de forma desconsolada el centrocampista de Olot.

Ramis no veía un panorama halagüeño y cambió a tres de golpe en el descanso. Dio entrada a Mellot, Bermejo y Míchel y sacó del verde a Corredera, Mollejo y Pomares. El Eibar calcó al inicio del segundo tiempo el volcán de los primeros minutos: un toque de corneta de ‘al abordaje’ para marcar territorio y, si se podía, dejar sentenciado el choque. Corpas protagonizó una jugada de genio de la lámpara: tras recibir de Correa se la llevó de tacón de espaldas a la meta y cedió a Sol, que falló a bocajarro ante Soriano. ¡Menudo detalle de clase! El meta la pifió en una salida del juego posteriormente, pero Expósito se llenó de balón y no logró poner el 2-0. Las ocasiones se sucedían sin tregua por parte local: Una volea de Corpas obligó de nuevo a trabajar al portero chicharrero.

El Valladolid hizo el segundo gol y dejó constancia de que el posible ascenso azulgrana llevaba el anuncio de aplazarse. La fiesta esta vez no iba a ser en Ipurua. Pero en el juego eso no influía. No había ninguna ansiedad, todo estaba encarrilado. La carga del área no cesaba, un tormento para los chicos de Ramis. El Tenerife estaba tocadísimo, no tenía suficientes radares para detectar a Stoichkov, Corpas y Sol, cuya movilidad es un prodigio. El preparador chicharrero se dedicó a proteger a los que estaban cargados de tarjetas, pensando en el playoff.