Guadianesco Melendo

Las vidas son ríos que van a dar al mar, decía el poeta. Y la vida deportiva de Óscar Melendo se ha convertido esta temporada en un auténtico Guadiana, que aparece y desaparece de las alineaciones, del terreno de juego, cuando se encuentra muy próximo a llegar a su desembocadura. La del final de un contrato que expira el próximo 30 de junio y que, a día de hoy, no se ha renovado.

Es un caso cuando menos curioso el de un canterano que debería tratarse con una sensibilidad especial, por su talento primero, y por su trayectoria en segundo término, ya que se trata del único jugador que ha pasado por todas las categorías del fútbol base perico, incluida la Escola. Y que sin embargo en esta Liga tan solo ha disputado 827 minutos. Ningún partido completo y 12 titularidades, la última el pasado sábado ante el Real Madrid (4-0), en el Bernabéu, cuando venia de no haber sido de la partida desde el 7 de febrero en San Mamés (2-1) y de haber jugado en estos tres meses últimos tan solo 70 minutos: 7’ contra el Sevilla, 33’ frente a la Real Sociedad y 30’ ante el Atlético de Madrid.

En el Bernabéu, ofreció Melendo un 95% de eficacia en pases (fueron buenos 39 de los 41 que intentó), aunque la inmensa mayoría fueron hacia atrás. Y 22 en campo contrario, con un 93,1% de acierto. Entró en seis duelos, de los que ganó cuatro pese a su escasa envergadura, perdió cuatro balones y recuperó cinco. Una hoja de servicios aceptable.

No participaba tan poco Melendo del juego del equipo desde la temporada 2017-18, cuando completó 679 minutos (18 jornadas disputadas, seis titularidades), que podrían haber sido muchos menos de no ser por el relevo en el banquillo en el tramo final, de un Quique Sánchez Flores que apenas había contado con él a un David Gallego que le dio el mando en la zona de tres cuartos. En el curso de su presumible despedida, está siendo solo el decimosexto jugador de la plantilla en minutos, un bagaje que no está a la altura de un canterano que pasará a la historia del club.