COPA DEL REY | JUVENIL

Las cuatro nacionalidades y el sueño cumplido de Luca

De padre nigeriano-estadounidense y de madre ítalo-canadiense, llegó a España con diez años para ser futbolista. Albert Viñas y Robert Cuesta reconstruyen la historia.

RCDESPANYOL

Hay un futbolista en el juvenil del Espanyol que este sábado busca su quinta Copa del Rey ante el Real Madrid (12:00) que tiene una historia inusual en el mundo del deporte. Dejó atrás Nueva York con apenas 11 años para ser futbolista en Barcelona. No fue un acto de supervivencia, sino un sueño por cumplir. Y va camino de conseguirlo. Su adolescencia ha sido en una dirección distinta. "Es un gran jugador, nos hará disfrutar seguro en el primer equipo", explican dos técnicos que lo conocen y han visto sus progresos.

La historia de Luca Warriok (2004) empieza mucho antes. Afincado en Nueva York con sus padres y sus dos hermanos, el niño, apasionado del fútbol, se apuntó a un campus. Hasta allí llegó Albert Viñas, director de la Academia Internacional Tecnifútbol, quien se reunió  con un entrenador en esas jornadas de tecnificación que había sido alumno suyo. "Tienes que llevártelo, es un espectáculo. La familia quiere que vaya a Europa", le dijo. Viñas, cuya empresa se encarga de tecnificar a jóvenes de todo el mundo en Salou, donde les ofrecen (pagando) alojamiento y entrenamientos de nivel, se reunió con la familia y Luca, con apenas 11 años, viajó rumbo a Barcelona.

"Era el más pequeño. Nos parecía que debíamos controlarlo más, así que un día a la semana venía a mi casa a cenar, como un hijo más. Vimos que todo estaba bien. Él es introvertido, serio, pero su sueño era ser futbolista", comentó Viñas. Después de tres años sin poder competir según las reglas fedearativas ("solo jugaba los partidos de entrenamiento. Ya lo hacíamos jugar con los grandes") y con Viñas como tutor legal en España, Luca empezó a competir en categoría cadete en el Reus, club de la zona de Tarragona con buena relación con la Academia a la cual pertenece.

Al poco de jugar se produce el primer contacto con el Espanyol. Era un Reus-Gimnàstic Manresa B de Cadete Preferente. "Me fascinó", resume Robert Cuesta, ex jefe de captación perico, que habla con Viñas para saber la situación del jugador. Los blanquiazules se lo llevaron a disputar la Oviedo Cup y lo firmaron. "Era un jugador diferencial. Vertical, agresivo, un ritmo de juego alto, goleador, buen uno contra uno...", explica Cuesta. Luca pasó a ser jugador del Espanyol pero por problemas burocráticos aún no podía jugar en las categorías inferiores blanquiazules: al ser un club profesional, hasta los 16 años no le estaba permitido competir.

Hasta el curso 2020-21, el jugador vivió un año a caballo entre Barcelona y Reus. Dormía y estudiaba en La Túrbula, se entrenaba de lunes a jueves con sus compañeros del Cadete A del Espanyol, pero viajaba el viernes a casa de Albert Viñas para seguir con sus compañeros del Reus jugando los fines de semana. Una etapa que acabó el curso pasado, ya con los papeles. Jugó en el Juvenil B, ahora en el A y es uno de los más prometedores de una generación que persigue la quinta Copa. Y Luca un sueño que tiene cerca.

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