Talismán Masip
Desde que el portero es titular, el Real Valladolid ha ganado cuatro partidos consecutivos en Liga y sólo ha encajado un gol llevando el equipo al ascenso directo.
Un solo jugador no es nunca el responsable del éxito o del fracaso de un equipo, pero las dinámicas muchas veces se cambian, entre otras cosas, por cambios importantes en ese grupo. Tras la derrota en Huesca (3-2), donde Roberto, titular desde el inicio de la temporada hasta ese partido, no estuvo afortunado, como el resto de los blanquivioletas, Pacheta decidió darle los guantes a Masip en el duelo ante el Oviedo. Entonces, el técnico dijo que no tenía nada que ver con castigos o rendimientos y sí con el merecimiento del catalán por su trabajo en los entrenamientos. Y el burgalés acertó. Masip pasó de estar ínedito a ser talismán.
Lo cierto es que desde que la portería cambió de inquilino, el Real Valladolid ha sumado, por primera vez en tres años, cuatro victorias consecutivas en Liga, colocándose segundo en la clasificación y encajando sólo un gol, precisamente, en aquel primer duelo ante los ovetenses. Desde entonces, los pucelanos, y Masip, han dejado su portería a cero en los siguientes encuentros ligueros, cerrando estos cuatro partidos con un global de 6-1.
En el primero de esos cuatro partidos, Masip no pudo hacer nada en el tanto oviedista ya que Bastón le fusiló sin resistencia. Suerte hubo, sin embargo, de que el mismo delantero lanzara a las nubes un penalti y el encuentro acabara 2-1. En Anoeta, el portero catalán sí tuvo dos intervenciones decisivas a disparos de Lobete, que ayudaron a que Luis Pérez sentenciara en la última jugada del partido (0-2). Con el nuevo año, Pacheta siguió confiando en Masip. Contra el Leganés no tuvo que intervenir mucho (1-0), como tampoco ante el Burgos (1-0), duelos en los que los pucelanos debieron ganar con más holgura.
De esta manera, Masip, que acaba contrato en junio, ha encajado un gol en cuatro partidos dejando la portería a cero en tres de ellos, mientras que Roberto recibió 23 tantos en 19 encuentros, no recibiendo gol en siete. Y es que los números del madrileño tampoco eran malos, salvó al equipo en Lugo, parando un penalti, por ejemplo, pero estuvo presente en todas las goleadas que ha recibido el Pucela: 3-0 en Burgos, 4-1 en Amorebieta, 3-1 en Almería y 3-2 en Huesca, amén del 0-3 del Betis en Copa.