Un tiro y un tiro al aire
Un Madrid engrasado se enfrenta esta noche a un Barça que se recompone sobre la bocina en Riad y es una incógnita. Ferran Torres, titular. Ansu tendrá minutos a lo largo del encuentro.
A 6.011 kilómetros de Barcelona y a 6.594 de Madrid se sirve el primer Clásico del año, capricho oriental magníficamente pagado y presidido por un desequilibrio de salida que solo les sirve a los apostantes: se paga el doble la victoria blanca (sigue el partido en directo en As.com). El programa de la primera semifinal de la Supercopa dice que al Madrid le sale todo y al Barça, casi nada, lo cojan por donde lo cojan: el campo, el banquillo, los despachos, las cuentas, el COVID, los médicos... Incluso la historia. Siete veces se han visto en la Supercopa (ninguna en este formato cuadrangular) y en seis de ellas ganó el Madrid.
Esta vez sí, sin Messi, el Madrid parece haberle dado la vuelta al calcetín gracias a una mejor gestión de la crisis del coronavirus y a la conjunción perfecta en un equipo de fútbol: que los veteranos sean duraderos y los jóvenes progresen. Benzema y Vinicius simbolizan lo uno y lo otro. Entre ambos suman 29 goles en la Liga. Todo el Barça ha metido 31. Y lo mismo vale para Modric o Militao, jugadores principales en sus líneas con rendimientos inesperados. Incluso el punto débil, la banda derecha, está en vías de solución. Carvajal, con un largo historial de lesiones y baja desde mediados de diciembre, está recuperado, aunque difícilmente será titular. Lucas Vázquez, su relevo, ejerce de suplente ejemplar y algunas de sus mejores actuaciones fueron contra el Barça. Y Asensio, sin asombrar, ha metido ya siete goles. En eso le lleva ventaja a la competencia.
Lo único que no ha resuelto Ancelotti, y parece difícil que tenga remedio, es el banquillo, con un tercio de la plantilla casi inservible, incluidos los dos más caros del equipo, Hazard y Bale, que ni siquiera viajó por una molestia-no-lesión (la conjunción de términos se inventó para él) de espalda. Pero no parece necesitar repuestos hoy, con todos los titulares disponibles. En evitar lesiones también ha trabajado con éxito el Madrid, que lucirá casi de gala.
Refuerzos de última hora
Al otro lado, el Barça es un tiro al aire, aunque un tiro al fin y al cabo. Xavi ha conseguido recomponer su Frankenstein sin saber si realmente tendrá vida. Pedri y Ferran Torres llegaron un día más tarde tras un esperadísimo negativo en COVID. Un recorte disfrazado de renovación de Umtiti sobre la bocina permitirá la alineación del ex del City, que no juega un partido desde octubre, cuando se lesionó con la Selección, aunque Guardiola había dejado de ponerle un mes antes. Pedri sólo ha jugado cuatro partidos en toda la temporada, el último en septiembre (derrota por 3-0 ante el Benfica) después del atracón del curso pasado (76 encuentros entre todas las competiciones). Y en las mismas está Ansu Fati, que volvió a finales de septiembre tras 323 días de baja y se lesionó de nuevo a principios de noviembre. No ha jugado desde entonces (y parece que tampoco lo hará hoy de inicio), pero en ocho ratitos marcó cuatro goles. De hecho, es el segundo anotador del equipo tras Memphis, otro que anda en un limbo. Sus 29' en Granada fueron los primeros en un mes. Lo mejor lo ha hecho en la Liga; en la Champions se quedó en blanco.
Para esa operación rescate ha reclutado también a Araujo, operado de una fractura en una mano el viernes, y a Dani Alves, del que espera una segunda vida con una edad en la que la mayoría ha colgado las botas. Y luego está Dembélé, un caso desde que llegó. Ha jugado diez partidos y se ha perdido 17, no acepta la renovación y lastra el límite salarial. No pareció oportuno que Xavi suplicara en público su continuidad ni que Laporta se calentara hasta el extremo de verle mejor que Mbappé. El resultado es que aparece y desaparece y ha marcado únicamente un gol. Quedará, pues, un once blaugrana con alfileres (hasta doce futbolistas han superado el COVID en las últimas dos semanas) pero repleto de jugadores que, en sus máximos, son competitivos ante cualquiera. Y en él no estará Luuk de Jong, que mientras le abrían la puerta ingresaba cuatro puntos en la cuenta culé. Hasta en eso han fallado las previsiones.
Grande con los grandes
Tampoco ha sido duradero el efecto Xavi, que se presumía más inmediato. Solo cinco victorias en once partidos y, salvo la del Villarreal, el resto tuvieron poca épica: ante los recién ascendidos Espanyol y Mallorca, Elche y Linares. Hasta ahora solo se ha hablado de futuro, con cierta justificación: este Barça que nutre a la Selección tiene la plantilla más joven de Primera. Mientras, el Madrid ha pasado por encima de todos los grandes: Barça, Atlético, Sevilla, Betis e Inter, Athletic y Valencia dos veces.
Estadísticamente, el Madrid es superior en casi todos los registros, incluidos algunos tradicionalmente atribuidos al Barça como los pases, la velocidad de circulación o el remate (casi tres más por partido de los blancos). También culmina mejor las jugadas en estático y a la contra. Los puntos fuertes del Barça son la recuperación alta (ningún equipo de Primera se le acerca) y la posesión, no siempre bien administrada. La cuestión es si los datos irán por un lado y los hechos por otro, que es lo clásico de un Clásico.