CELTA

El amargo aniversario de Murillo

El internacional colombiano cumple esta semana dos años de celeste. Está en su peor momento, pasó de ser una pieza indispensable al ostracismo.

Adrián SantamarinaDIARIO AS

El próximo sábado 15 de enero se cumplirán dos años de la llegada de Jeison Murillo a Vigo. El central cafetero aterrizó en Vigo para solventar los graves problemas defensivos de un Celta que caminaba hacia la deriva (igualado a puntos con los equipos en zona de descenso). Llegó de la mano de Óscar García Junyent y rindió a un excelso nivel durante sus primeros seis meses en LaLiga, siendo clave para la salvación in extremis del equipo vigués.

La continuidad del internacional colombiano se convirtió en un asunto prioritario para la planificación del siguiente proyecto. Sin embargo, las negociaciones fueron realmente tensas con la Sampdoria y no llegó hasta mediados de septiembre, con LaLiga ya iniciada. No obstante, fue titular indiscutible nada más regresar. Eso sí, su rendimiento fue muy distinto en esta segunda etapa. Comenzó el curso a un nivel extraordinariamente bajo y mejoró su rendimiento con la llegada de Coudet. El Chacho le dio galones para que volviera a ser el jefe de la defensa.

Real Club Celta de Vigo, SAD

En verano de 2021 ya hubo más dudas sobre la continuidad de Murillo en el Celta. Su regreso no era tan prioritario como el año anterior y, de hecho, su tercera cesión no se cerró hasta el último día de mercado. Coudet volvió a confiar en él, pero esta vez su nivel lastró sobremanera al conjunto vigués. Desde el comienzo fue uno de los señalados en el mal arranque celeste y Coudet acabó por sentarlo en la jornada 15, a finales de noviembre. El Chacho le puso la cruz después de que el equipo remontara ante Barça y Villarreal una vez que Murillo ya no estaba en el campo.

Desde entonces, sólo jugó seis minutos ante el Alavés y dieciseis frente al Valencia. Se quedó sin jugar ante Mallorca y Espanyol, mientras que causó baja frente al Betis por coronavirus. Regresó en la Copa para participar en el ridículo del Estadi Balear. La puntilla, no obstante, le llegó tres días después en Anoeta, donde Coudet prefirió a Araújo, que apenas había entrenado a causa de contagiarse por la COVID, antes que al cafetero. Su presente en el Celta es tan oscuro como su futuro. Salvo cambio drástico, afronta sus últimos meses como celeste.

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