El no estreno de Pellicer y el empate de siempre

Nuevo entrenador, diferente Fuenlabrada pero mismo empate. Azulones y carbayones no pudieron pasar del empate a cero en un partido donde las ganas tuvieron más peso que el fútbol y el talento. Ninguno escala peldaños en su objetivo: salvación y playoff, respectivamente.

Quiso despistar un Pellicer que veía el partido desde la grada al arrastrar una sanción con una alineación de, a priori, cinco centrales. Sin embargo, con el balón el juego el nulense colocó a Diéguez en la sala de máquinas acompañando al canterano Damián, hoy titular, y Cristóbal.

Ya con el pitido inicial, Fuenlabrada y Oviedo desenvainaron sus espadas con demasiado ímpetu, tónica general del partido. La presión alta de los azulones les permitía recuperar en campo rival y, con más pundonor que fútbol, llegar al área defendida por su excompañero Femenías. Por el contrario, cada vez que los carbayones se zafaban del empuje inicial fuenlabreño con tres toques visitaban al cancerbero Altube.

En una de estas rápidas transiciones, los visitantes probaron a Altube con cierto peligro. El canterano madridista tuvo que estirarse para detener el tiro de Brugman y, posteriormente, Gozzi bloqueó el rechace de Jirka. El Fuenlabrada, por su parte, amagaba, amagaba y no daba. Los Pedro León, Mula e Ibán Salvador intentaban poner esa acción definitoria pero unos centímetros de más o de menos hacían morir su jugada personal o su pase decisivo. Cuestión de pulgadas.

Un exceso de garra y el poco fútbol propuesto por los protagonistas provocó que el árbitro indicase el camino a los vestuarios con un 0-0 en el marcador.

Mucho mejor plantado empezó el Fuenlabrada el segundo tiempo. Ahora sí, los azulones movían el balón con mucho más brío y, sobre todo, acierto. Cristóbal y Damián distribuían y añoraban a un nueve rematador que cazase esos pases y centro laterales. Sucede que los azulones necesitan sí o sí un nueve de garantías para no volver a la Primera RFEF y Miguel Melgar, director deportivo de los azulones, ya afirmó que irán a por él en el mercado de invierno.

El Oviedo seguía con la suya: transiciones rápidas buscando a Borja Bastón. De hecho, el nueve cazó, con una complicada volea, la única que tuvo el Oviedo desde el primer tiempo. Sin embargo, los visitantes no podían deshacerse del dominio azulón. De este dominio y de la buena conexión entre dos de los jugadores más talentosos del Fuenlabrada, Cristóbal e Ibán Salvador, surgió la ocasión más clara para los azulones en el 63'. El ecuatoguineano, tras una ruleta en la frontal del área, sirvió picado a Cristóbal que, al engancharla con el exterior, cruzó demasiado el disparo.

Ziganda sacudía el banquillo buscando la reacción de sus jugadores en los minutos finales: Montiel, Pombo y Obeng. La reacción ovetense no tardó en llegar. Montiel, quién llegó al Tartiere en busca de unos minutos que no gozaba en el Rayo, se hizo hueco con una bicicleta para disparar demasiado cruzado.

Quiso el Fuenlabrada regalarse dos últimos acercamientos. Un Gozzi desmelenado se hizo cargo del carro kiriko en estos últimos minutos. Primero, el italiano intentó asistir a Timité pero Cornud se adelantó para interceptar el centro. Después, el lateral izquierdo tiró un bonito caño a Montiel para servir un centro a Anderson que remató con una chilena demasiado alta.

El partido acabó por los mismos derroteros que había empezado, con un 0-0 en el marcador y las revoluciones por todo lo alto. Ibán Salvador se enganchó con el banquillo rival en una tangana final que acabó con varias amarillas.