El Espanyol se escapa de una crucifixión ante el Cristo Atlético

80 minutos le duró la ilusión al Cristo Atlético. Lo que puede durar una película, que fue de intriga, suspense y casi de miedo para el Espanyol y de superación para su anfitrión palentino, para el que no tuvo final feliz, sino el esperado. El que habría firmado un guionista sin muchas ganas de pensar. Las que no tuvo el conjunto perico en la primera mitad, lo que a punto estuvo de pagar en manos de un rival de Segunda RFEF. Entre Wu Lei y Sergi Gómez, infrecuentes goleadores, evitaron sobre la bocina una crucifixión dolorosa.

No caía el aguacero de la primera ronda perica, en Solares, pero el ambiente en Palencia era frío. Gélido. Y helado se quedó para el Espanyol, y al rojo vivo para los locales, muy pronto. Solo hubo que esperar seis minutos, en la primera ocasión del partido, para que saltara la banca. Una mano de Cabrera junto al lateral de su área se convertía en una afilada falta que iba a cabecear en el primer palo, con toda la intención y acierto, Alfredo Sualdea 'Frodo'. 1-0.

Lo que vino después no fue la reacción, el pundonor, la superioridad de un Primera. Cierto es que anuló Muñiz Ruiz una diana por un discutible fuera de juego de Loren, y que éste pudo ser objeto de un penalti. Pero también que al marbellí se le negaba todo lo que le había salido en Solares, como un remate fuera con la diestra cuando solo debía poner el pie izquierdo para empujar a gol a portería vacía. Hasta el minuto 43 no disparó entre los tres palos el Espanyol, en una atajada de Guille a tiro de falta de Embarba, titular de última hora por unas molestias de Nico Melamed durante el calentamiento.

"¡Sí, se puede!", se animaba La Nueva Balastera, convertida como la antigua en aquella caldera de Castilla, y aferrado el Cristo Atlético al estajanovismo que ya le había llevado a eliminar al Real Unión de Irún jugando cerca de una hora con uno menos.

Y, sin embargo, la épica se desmoronó a los 20 segundos de la reanudación. Fue a por faena el Espanyol, que echó mano de una triangulación entre Embarba, Loren y Wu Lei para establecer el empate. Tras su primer tanto con los pericos desde el pasado 6 de enero, rondó el chino el 1-2 solo dos minutos después, a pase magistral de Morlanes, igual que Dídac en el 49’, con un chut al primer palo que despejó el portero local, providencial. Eran minutos de asedio, que proseguían con otro intento de Embarba desde la frontal.

Añadía Vicente Moreno pólvora, con Darder, Puado y Aleix Vidal, pero no se amedrentaba el Cristo, que de no ser por un corte 'in extremis' de Miguelón hubiera tenido el segundo en los pies, de nuevo, de Frodo. Igual que lo acarició Álvaro, con un tiro al lateral de la red. O Bueno, de tacón, a las manos de Joan García. Aunque, para bueno, el aguerrido modo cómo Iker obstruyó el chut de Puado que se colaba irremisiblemente a gol.

Era el aviso, la premonición, el castigo a la hazaña que estaba a punto de completar el Cristo Atlético, y la recompensa para un Espanyol que se activó en la segunda parte. La diana que llegó a cuatro minutos para el final, cuando el recién ingresado Sergi Gómez –por lesión de Calero– aprovechó un balón muerto en el punto de penalti para revolverse y batir a Guille. No tuvo más historia el encuentro, por mucho que el guardameta subiera a rematar en el 95’ una falta que no tuvo mayor historia.