Atasco bajo la lluvia en Lezama

Ambos técnicos introdujeron novedades en sus onces titulares. Vélez volvió a apostar por Marino en portería en detrimento de Saizar. En defensa, Lozano actuó en el centro de la zaga con Aldalur y Seguín en los carriles. En medio campo, Larru y Olaetxea volvieron al once. Arriba Obi y Orozko como dupla de ataque. Por su parte, Jim cambió más de medio equipo respecto a la derrota del lunes frente al Leganés. Fran Gámez y Chavarría volvieron a los laterales, con Francés acompañando a Jair en la zaga. En medio, Vada y Petrovic partieron de inicio en lugar de Eguaras y Zapater. En el tridente, el único cambio llegó por la lesión de Nano Mesa, donde entró Borja Sainz.

El primer acto arrancó con un Amorebieta mucho más reconocible que en los últimos dos partidos, con la intensidad que les caracteriza. Alternativas por parte de ambos conjuntos con acercamientos peligrosos a las áreas. Álvaro Giménez tuvo la primera gran ocasión en sus botas, pero detuvo bien Marino en el mano a mano. Los azules percutieron con peligro por la banda derecha, a pesar de la ausencia de Larrazabal por la cláusula del miedo. A los 18 minutos, el cuadro aragonés se puso por delante con un gol de Álvaro. Un balón largo lo ganó Vada comiéndole la tostada a la línea defensiva y superando la salida de Marino con un buen remate que se estrelló en el poste y el delantero recogió el rebote para marcar a placer.

Lejos de venirse abajo, el Amorebieta reaccionó y buscó rápidamente el gol del empate. A los cinco minutos encontraron el premio. Una falta desde el perfil diestro del ataque zornotzarra la lanzó Seguín con maestría, el balón se fue envenenando y Jair en un intento de despeje la coló en su propia portería. Desde entonces, los locales apretaron impulsados por el chute anímico del gol. Los últimos diez minutos del primer tiempo fueron un vendaval azul. Cerca estuvieron de encontrar portería mediante las peligrosas internadas de Aldalur por la derecha. Delicatessen de Olaetxea con un sombrero dentro del área y una posterior volea que se marchó cerca del palo defendido por Cristian Álvarez. Ese arreón no se reflejó en el marcador que reflejaron tablas al ecuador del envite.

En la segunda mitad, apretó el Zaragoza, aunque apenas se manchó de barro Marino. El choque era más un pulso férreo en medio campo, con imprecisiones y mucha disputa, que un buen debate entre un recién ascendido aspirante a la gesta de la permanencia y uno de los grandes del fútbol español. Había más expulsiones que goles. Superada la hora de partido, Orozko vio la roja tras deslizarse por la hierba húmeda y poner los tacos de forma involuntaria en el muslo de Vada. Luego, el colegiado también envió a la caseta a un ayudante de JIM. Este trató de hacer valer la superioridad numérica y quiso apretar con los cambios en busca del triunfo. Pero el empate estaba cantado con un Amorebieta bien posicionado que incluso rondó área rival en el descuento.