Sané, del abucheo a la redención
El internacional alemán ha dejado atrás los pitos, tras un primer año en el Bayern por debajo de lo esperado. Nagelsmann le ha reactivado y le elogia públicamente.
Que un fichaje de casi 50 millones de euros pueda parecer un chollo habla muy bien del protagonista. Leroy Sané estuvo a punto de dejar un centenar de millones en las arcas del City en 2019, pero una lesión, la pandemia y el deseo del jugador supusieron una rebaja del 50% al precio inicial en apenas un año. Así, el extremo criado en la cantera del Schalke 04 volvía a Alemania en busca de la Champions, su gran anhelo. El puzle bávaro parecía recibir una pieza que encajaba a la perfección, pero la realidad fue otra.
El de Essen completó una primera temporada en Múnich llena de dudas. Ya no por números, puesto que terminó al 2020-21 con un 'doble-doble' (diez goles y doce asistencias), sino por sensaciones. En la Bundesliga solamente fue titular en 18 de los 32 partidos que disputó y Gnabry, indiscutible, y Coman le superaron en importancia en determinados momentos del curso. De hecho, el propio Hansi Flick lo verbalizó: "En las bandas contamos con cuatro jugares de gran calidad. En estos momentos, Kingsley Coman es el único que está ofreciendo detalles de su calidad. Marca goles, causa peligro y asiste. Espero lo mismo de todos". Esa sentencia final parecía un dardo teledirigido al excitizen.
A medida que avanzaba el curso, la situación no mejoraba. "No está preparado para dar la campanada en un partido como sí lo hacían Arjen Robben o Franck Ribéry. A sus 25 años, sigue siendo un jugador que no está hecho al cien por cien. ¿Cuándo regateo? ¿Cuándo y por qué lado supero al oponente? La mezcla aún no encaja", dijo Mehmet Scholl, mítico excentrocampista del Bayern. Así llegaría la Eurocopa, donde no consiguió enterrar las dudas y fue desplazado del once por Kai Havertz. Effenberg o Ballack también mostrarían sus reticencias acerca de Leroy. Centradas, sobre todo, en su actitud, más que en su fútbol.
Redención
Esta temporada comenzaba el curso recibiendo pitos de su propia afición, pero estos han parecido servirle de trampolín. Nagelsmann le ha revitalizado. Esta temporada estamos viendo de nuevo a ese Sané revoltoso y vertical que enamoro a Guardiola en el City. Si el curso pasado fueron diez goles y doce asistencias en 44 partidos, este ya lleva ocho y ocho, en apenas 17 encuentros. Además, ha convertido la Champions League en su coto de caza particular: cuatro tantos y otras tantas asistencias en las cuatro primeras jornadas. Una auténtica barbaridad.
Habitualmente está jugando en la izquierda, su banda a pie natural, pero Nagelsmann no ha dudado en colocarle entre líneas, como en el recital muniqués ante el Benfica (5-2). Ahí, escoltado por Coman y Gnabry, brilló, goleó una vez y asistió otra y recibió los elogios de su técnico: "Ha estado increíble. Tuvo momentos espectaculares. La manera en la que regateó a tres rivales en la segunda parte fue increíble. Grandes momentos que seguro que han enamorado a los fans". De los dardos con Flick a los halagos de Nagelsmann. Del abucheo, a la redención.