Simeone busca su equilibrio
El técnico apuesta por onces cada vez más ofensivos, pero la defensa se ha resentido y sus equipos siempre se han construido desde la seguridad atrás.
Simeone se enfrenta a un dilema. Dos de sus máximas como entrenador parecen chocar en este inicio de temporada, donde el técnico argentino siempre ha defendido que su equipo se construye desde la solidez defensiva, la última vez en la previa al partido contra la Real Sociedad, pero también que sus onces se formarán según a las características de sus futbolistas, algo que con la llegada de Griezmann, De Paul y Cunha en el mercado veraniego potenció enormemente el apartado ofensivo rojiblanco.
Así, el Cholo se ha lanzado con equipos cada vez más más cargados de piezas atacantes. Pero, haciendo referencia a la manta tan ejemplificante en el fútbol, si esta es corta el taparse la cabeza puede provocar que se destapen los pies. Y ahora el técnico trata de encontrar el equilibrio que permita seguir introduciendo a sus jugadores más inspirados en ataque, pero frenando la sangría en su área de los últimos encuentros, donde los rivales penalizan prácticamente cada llegada y el Atlético ha encajado cinco goles en los dos partidos posteriores al parón pese a jugar en un Wanda Metropolitano al que se le están escapando los puntos.
Después del empate contra la Real Sociedad, en el que se pudo ver por primera vez de partida a João Félix, Griezmann y Suárez juntos, Simeone reflexionaba en la sala de prensa sobre el tridente. “La evolución será en consecuencia del equilibrio que el equipo tenga. Si el equipo tiene equilibrio podrán jugar los tres, porque son muy buenos. Lo primero será encontrar el equilibrio y a partir de ahí potenciar”. El técnico quiso remarcar en varias ocasiones que el Atlético “tiene gol”, jueguen los tres, dos o uno arriba, recordando que, pese a que Suárez se había quedado en el banquillo contra el Liverpool, el doblete de Griezmann había empatado también el 0-2 inicial.
Pero nada se entiende en el Atlético si no hay una fortaleza defensiva y ese es el principal impedimento para seguir viendo tantos delanteros en el esquema del Cholo. El tener que nadar siempre contracorriente es agotador para un equipo que ha comenzado perdiendo siete de sus 12 partidos del curso (y otros dos se cerraron sin goles). Si Savic fue el defensa más fiable la temporada pasada, una sanción en Champions de cuatro partidos y ahora una lesión muscular le han sacado del equipo. El montenegrino, al igual que Oblak, no había comenzado la temporada al nivel al que acostumbra y están dejando grietas. Sí Giménez, pero los problemas físicos son su gran enemigo. Y Felipe y Hermoso buscan el pico de forma con muchas dificultades en los dos últimos encuentros sin sus dos compañeros principales en la retaguardia.
El Atlético empezó el partido contra la Real Sociedad con un once donde formaban juntos Koke, De Paul, Lemar, João Félix, Griezmann y Suárez, un arsenal ofensivo impresionante. Y pese a la buena imagen de partida, un error en la salida del portugués y una zaga descolocada y con una mala reacción a la pérdida conllevó volver a empezar con el marcador en contra. Desde ese gol, el equipo rojiblanco tuvo unos minutos de shock. La Real Sociedad obligó a la delantera a presionar en inferioridad numérica por la participación de Remiro en la circulación y el centro del campo se vio frágil ante la movilidad de los Merino, Silva o los delanteros que bajaban a recibir.
Si tantos jugadores ofensivos no se hacen con el balón, el sistema defensivo está más expuesto. En Cornellà, Simeone alineó a las primeras de cambio a Griezmann en el once junto a Suárez y Correa y el equipo también tuvo dificultades para hacerse con el dominio del centro del campo. Un desequilibrio en el sistema táctico que conllevó otro partido más perdiendo en la primera mitad, aunque en aquella ocasión fue capaz de remontar en el último instante. Algo que pudo volver a pasar frente al equipo donostiarra, donde el Atlético acabó con Trippier y Felipe como únicos defensas puros, Kondogbia y Carrasco de central y lateral izquierdo respectivamente, Herrera, Koke, Correa, João Félix, Cunha y Luis Suárez formando un frente de ataque desbocado, pero con un cara o cruz que provocaba que cualquier contra pudiese ser mortal.
Prueba y error
El Atlético está ofreciendo su versión más ofensiva, el nivel de João Félix, Lemar, Suárez, Carrasco y la calidad de Griezmann y Correa así lo pide. Sin embargo, esa evolución en el juego le está costando atrás, hay momentos en los que el equipo queda expuesto y ante un mal momento de la zaga los rivales están siendo capaces de castigarlo casi en cada ocasión. Algo que puede recordar a tiempos pasados, cuando Maxi, Simao, Forlán y Agüero buscaban el gol, pero el equipo se descosía en su retaguardia. Partidos quizás más locos para un espectador neutral, pero que contrastan completamente con lo que desea un técnico.
Simeone analizaba la temporada 2019-20 como un año de transición, muchas caras nuevas, variaciones tácticas, reconversiones como la de Llorente y la necesidad de conocer al máximo a su plantilla. El curso pasado el Atlético dio un vuelco a su juego, pasando a una línea de tres centrales, un fútbol con mayor posesión y la clara idea de suministrar balones a Suárez en el área. Y en esta campaña, las nuevas piezas ofensivas y los planteamientos rivales están obligando al Cholo a seguir evolucionando su equipo.
Algo que lleva tiempo, aunque en el mundo del fútbol siempre escasea. El técnico argentino se está sometiendo al método prueba y error (no queda otra cuando apenas hay pretemporada), variado sus sistemas (ante la Real recuperó una zaga de cuatro y pasó a un 4-3-3), intentando cuadrar todas sus piezas y potenciando la competencia interna. De momento, no ha logrado el equilibrio que permita que ese arsenal ofensivo se vea correspondido atrás, manteniendo la seguridad defensiva que le ha acompañado desde el primer día y que ha llevado a que Oblak haya levantado cinco Zamoras y Courtois otros dos con el Cholo en el banquillo. Simeone lleva años evolucionando, saliendo de su zona de confort y buscando el estilo de juego que más favorezca a su equipo, ahora muy dotado en ataque y con más dudas en defensa. En el equilibrio está la virtud, y esa es la nueva cuenta pendiente del técnico rojiblanco.