Movimientos preelectorales en el Athletic

Aunque faltan muchos meses para las elecciones 2022 en el Athletic, junio o julio, previsiblemente, ya se configuran algunas de las planchas que optan a la carismática presidencia del Athletic, a las que se puede presentar el actual presidente, Aitor Elizegi. Aunque todo está en mantillas, se presagian tres frentes distintos que dependerán de múltiples factores como los famosos avales, si es que finalmente son necesarios para las dos candidaturas externas, la Asamblea General pendiente, la Reforma de Estatutos, que marcarán los plazos electorales, y, sobre todo, el balance deportivo que vaya destilando el primer equipo del Athletic bajo la batuta de Marcelino García Toral de esta temporada, que, por cierto, acaba contrato en el club de Ibaigane.También si se logra colarse en el bombo europeo.

El actual presidente valora la reelección al considerar que la pandemia no le ha dejado desarrollar toda su hoja de ruta y algunos planes estratégicos como la famosa Grada de Animación. Alcanzó el sillón presidencial por tan sólo 84 votos noqueando a Alberto Uribe-Etxebarria en diciembre de 2018, lo que ha marcado, además del vil covid, su legislatura, con la masa social dividida, y un sector empeñado en torpedear cualquier iniciativa. Frente a él estaría cociéndose una candidatura opositora cuyo germen procede de la plancha perdedora, con un relevante exdirectivo de la anterior Junta al que intentan convencer para que sea su cabeza visible. Para acompañarle en campaña, un exleón que fue director deportivo podría encajar en esta segunda vía para esa misma función en el organigrama técnico. La tercera la podría patronear otro exjugador del Athletic, con predicamento entre la afición.

Curiosamente, el Gobierno, en el marco de la nueva Ley del Deporte, baraja esquinar la exigencia de que los directivos de clubes deportivos (Athletic, Osasuna, Real Madrid y Barça son los que sobreviven con este formato en España) avalen el 15% de los presupuestos de cada entidad para acceder a los cargos. Un extremo que favorecería, evidentemente, a más planchas electorales para este 2022 en Bilbao.