Elche es franjiverde y ché
El equipo franjiverde necesita ganar esta tarde al Athletic y que el Valencia puntúe en El Alcoraz, ante el Huesca, para conseguir la permanencia en Primera.
EI Elche estuvo descendido 58 minutos en Cádiz. Tenía los dos pies en Segunda el equipo de Escribá cuando remontó el partido y se dieron varios resultados que le hicieron llegar con vida a la última jornada. Hoy espera culminar su milagro. Juega en el Martínez Valero y en El Alcoraz. Sus cuentas son muy claras porque debe ganarle al Athletic y esperar un favor del Valencia en Huesca. Elche también será ché esta tarde. Los 5.000 aficionados que volverán al Martínez Valero 14 meses después esperan cantar los goles de Pere Milla, Boyé o Fidel casi con la misma garra que los de Guedes, Soler o Maxi. Es lo que tiene estar en manos de otro (sigue el partido en directo en As.com).
Escribá saldrá a no especular ante un Athletic que lleva de vacaciones bastantes jornadas. Marcelino tiene en mente hacer una criba de cara a la próxima temporada. El técnico quiere una plantilla corta, por lo que el casting puede arrancar esta tarde en el Martínez Valero. El asturiano quiere cerrar el curso con un triunfo de prestigio tras sumar un punto de nueve en las últimas jornadas. Moverá poco el once y Sancet, recién convocado por la sub-21, será la novedad ante un equipo al que le tiene un especial cariño porque se retiró como jugador en 1994 tras dos temporadas defendiendo la camiseta franjiverde. García Toral citó ayer a Herrerín, fuera de una lista desde noviembre e inactivo un año, y podrá despedirse del Athletic en el campo.
Escribá tiene su once bastante definido y se parecerá mucho al que tumbó al Cádiz y alimentó el sueño de la permanencia. El Elche llega con la moral por las nubes porque volvió a vencer fuera siete meses después. El morbo de la jornada lo pondrá Pacheta. El técnico del Huesca puede mandar a Segunda a 'su' Elche. El burgalés ascendió de Segunda B a Primera, pero no le valió para que Bragarnik confiase en él en la vuelta a la máxima categoría. El técnico, a cientos de kilómetros, puede cobrarse su particular venganza.
