El estrepitoso fracaso de España en su Mundial provocó la destitución de Santamaría y el nombramiento de Miguel Muñoz como nuevo seleccionador. Este aire de renovación también afectó a la Liga. El fútbol español recibió a Diego Armando Maradona convertido en el fichaje más caro de la historia del Barcelona, Di Stéfano aterrizó en el banquillo del Real Madrid y Javier Clemente llevó al Athletic a conquistar el título de Liga tras veintisiete años sin hacerlo. (Foto de apertura: Miguel Muñoz, seleccionador, posa con Alfonso Guerra, vicepresidente del gobierno).
Desde que quedara apeada de la Eurocopa de 1980, la Selección sufrió numerosos cambios. El entonces seleccionador Ladislao Kubala viajó a tierras italianas sabiendo que iba a poner fin a su carrera al frente del equipo nacional tras más de diez años; no en vano comenzó aquella Eurocopa con un suculento contrato con el Barcelona bajo el brazo. Así, el que actuaba como coordinador de selecciones José Emilio Santamaría fue el elegido para dirigir los designios de la roja. El nuevo técnico recibió la tarea de conformar un equipo con nivel para el inminente Mundial de España, pero no cuajó. El descalabro de los españoles en la cita mundialista provocó su salida por una puerta y la llegada por la otra de un entrenador en permanente idilio con los títulos, Miguel Muñoz. Su palmarés hablaba por sí solo: 9 Ligas, 2 Copas de España, 2 Copas de Europa y 1 Intercontinental. En su primera convocatoria, el nuevo seleccionador eliminó al núcleo duro de los mundialistas: Miguel Ángel, Urruti, Alesanco, Perico Alonso, Quini, Satrústegui, Juanito, Saura o López Ufarte no fueron llamados por Muñoz. La meta no era otra que clasificar a España para la Eurocopa de 1984. Los cambios no afectaron, por contra, al sillón federativo. Al frente continuaba Pablo Porta aunque sería por poco tiempo. El 30 de noviembre de 1984, y después de nueve años en el cargo, José Luis Roca sustituyó a Porta al frente de la Federación, gracias a un real decreto que prohibía su reelección.
Santamaría, fulminado
Tras el mal Mundial de España que realizó la Selección, el seleccionador nacional José Emilio Santamaría fue fulminado. No hubo vacío de poder pues inmediatamente, el 29 de julio de 1982, se nombró al exitoso Miguel Muñoz como sustituto.
La Liga sucumbió a esta corriente regeneracionista y también lavó su rostro con nuevas incorporaciones. El Barcelona fue el más comprador de cara a la temporada 1982-1983: Pichi Alonso, Marcos, Julio Alberto, Urbano y Perico Alonso. Pero sin duda, su contratación más sonada fue la de Diego Armando Maradona por 800 millones de pesetas. El argentino, de tan sólo 22 años, se convertía así en el fichaje más caro de la historia del club azulgrana y en el complemento perfecto para Bernd Schuster, contratado tras la Eurocopa de 1980. El Real Madrid contrarrestó el golpe mediático del Barça con un nuevo entrenador: Alfredo di Stéfano, el mejor jugador de su historia. Con estas premisas, tal vez parecía evidente que la Liga era cosa de estos dos equipos, más la Real Sociedad en su condición de campeón de los dos últimos campeonatos (1980-1981 y 1981-1982), pero nada más lejos de la realidad. Javier Clemente llevó al título al Athletic aventajando en un punto al conjunto madridista, segundo, en cuatro al Atlético, tercero, y en seis al Barcelona, cuarto y que cambió de técnico a mitad de camino: Menotti sustituyó a Lattek. La Real fue séptima pero sus esfuerzos se depositaron en hacer historia en la Copa de Europa pasando a semifinales. Sin embargo, murió en la orilla al ser apeado por el Hamburgo de Magath. El Real Madrid murió en la orilla: de las cinco finales que jugó, perdió todas. Cedió la Liga, perdió la Supercopa ante la Real, cayó en la final de la Recopa ante el Aberdeen, y no pudo contra el Barcelona en las finales de la Copa del Rey y de la Copa de la Liga. En la UEFA, Betis y Athletic fueron eliminados en primera ronda, el Sevilla en octavos y el Valencia en cuartos.
El Calvario de ‘El Pelusa’
La etapa azulgrana de Maradona no fue fácil. Si en su primer año estuvo un tercio de la temporada de baja por una hepatitis, el segundo no fue mejor. El 24 de septiembre de 1983, sufrió una rotura de ligamentos en su tobillo izquierdo, producto de una durísima entrada de Andoni Goikoetxea, que le tuvo tres meses sin poder jugar.
En la campaña 1983-1984, el infortunio se volvió a cebar con el Barcelona en San Mamés. Si hacía dos temporadas, Goikoetxea había lesionado de gravedad a Bernd Schuster, en esta ocasión la víctima fue Maradona: rotura de ligamentos del tobillo izquierdo y dos meses meses de baja. Por su parte, mientras el Madrid realizó el desembolso más grande de su historia al incorporar al belga Juan Lozano (200 millones de pesetas), Di Stéfano comenzaba a apostar por jugadores jóvenes del Castilla que, posteriormente, conformarían la Quinta del Buitre. El campeonato estuvo muy reñido. Valencia, Atlético, Barcelona y Real Madrid se turnaron el mando, pero los que se llevaron finalmente el gato al agua fueron los leones del Athletic. Los de Javier Clemente no brillaron como la temporada pasada, pero conquistaron otra Liga, amén de la Copa del Rey. Azulgranas y atléticos acabaron terceros y cuartos, respectivamente. Mención aparte merece el Betis, que finalizó quinto y logró plaza para la UEFA.
Esa temporada, además, el Athletic jugó la Copa de Europa tras veintiséis años de ausencia, pero tuvo un corto transitar pues el Liverpool, a la postre campeón, le eliminó en octavos. El Barcelona cayó en cuartos de la Recopa y hubo batacazo español en la Copa de la UEFA: Real Madrid, Atlético y Sevilla fueron eliminados en la primera ronda.
Di Stéfano (a la izquierda), en su primera etapa como técnico del Real Madrid; Javier Clemente (a la derecha), celebrando uno de sus dos títulos ligueros.