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El Eibar apela al espíritu de Barasoain

En la 1998/99, los armeros se salvaron tras ganar los últimos 5 partidos consecutivos, cuando se encontraban a 13 puntos de la salvación, mientras que ahora están a 7.

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Tras la derrota en el derbi frente a la Real y la llegada del inminente choque ante el Alavés, al Eibar le quedan muy pocas opciones de lograr la soñada permanencia, pero la esperanza es lo último que se pierde. Y si no, que se lo digan al equipo que en la temporada 1998/1999 obró un milagro con tintes de thriller, liderado por un Alfonso Barasoain que seguro que aún cree en sucesos paranormales.

Y es que la historia en sí tiene mucha miga. Barasoain llegó para sustituir a Enrique Ormaetxea, y a falta de cinco partidos para el final, el descenso a Segunda B era prácticamente un hecho consumado. Los de Ipurua debían ganarlo todo y esperar pinchazos de sus rivales. Estaban a 9 puntos de un Barcelona B en el que jugaban unos tales Carles Puyol o Xavi Hernández y a 11 del segundo equipo del Mallorca, con gente como Diego Tristán entre sus filas.

Pero el Eibar no dejó de creer. Tras ganar 2-0 a Osasuna, 1-3 en Alicante ante el Hércules, y 2-0 al filial culé, llegó a las dos últimas jornadas a 5 puntos de la salvación, aunque con el gol average perdido frente a sus entonces rivales, que eran el Leganés y el Mallorca B. Pese a todo, logró llegar vivo a la última jornada, pero nada hacía presagiar, pese a todo, un final tan feliz.

Y es que el Eibar tenía que ganar, claro, pero no dependía de sí mismo. Al Logroñés y al Leganés les bastaba un empate para salvarse ambos, como así ocurrió. Pero lo más rocambolesco de esta historia es que en el otro partido que debían escuchar por los transistores desde Ipurua, jugaban un ya descendido Hércules y el Mallorca B, en territorio mallorquín.

Incluso hasta ése momento, lo “lógico” hubiera sido una victoria de quien más se jugaba. Y para darle más emoción si cabe, se daba la casualidad de que ambos clubes pertenecían a un mismo dirigente. Vaya, que todo hacía presagiar una sufrida muerte armera en la orilla. Los de Barasoain ganaron su último partido por 3-0 en Ipurua, pero la gran sorpresa llegó al saber que el Hércules, no olvidemos que ya estaba descendido, venció por 1-3 en el Luis Sitjar, desatando una locura pocas veces antes vista en Ipurua.

Los milagros ocurren. El Eibar no está tan lejos de la salvación como aquél equipo de Barasoain, pero deben creer, darlo todo y recuperar el espíritu de aquél Eibar tan feliz por mantenerse en Segunda.

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