ALAVÉS

Abelardo no mejora en números a Pablo Machín

El conjunto albiazul recibe este sábado a Osasuna en un partido que puede resultar decisivo para sus opciones de permanencia.

VINCENT WESTREUTERS

Abelardo Fernández, entrenador actual del Deportivo Alavés, no ha mejorado los números de su antecesor en el cargo, Pablo Machín. Con el soriano en el banquillo, el club había sumado 18 puntos en 18 partidos y, con el asturiano, son 4 puntos en 6 compromisos. Además, nada más aterrizar, el equipo fue eliminado en la Copa del Rey. Esa no es tan mala noticia considerando que, en la temporada del Centenario, el único objetivo real es el de conseguir la permanencia, máxime cuando no hay ingresos de socios o taquillas en el torneo del KO.

Lo más preocupante, en cualquier caso, son las goleadas que se están encajando en esta nueva etapa: 5-0 con el Almería, 1-4 con el Real Madrid, 5-1 con el Barcelona o 4-0 con la Real Sociedad sin ir más lejos. Pacheco y Sivera han recogido 20 balones del fondo de la red en los últimos siete partidos y, con 38 tantos, es el tercer equipo más encajador tras Cádiz y Granada. Pero el club confía en él y, en realidad, cuando llegan los rivales directos (Getafe o Valladolid) se sacan buenos resultados. Ahora, a corto plazo, habrá choques contra Osasuna y Cádiz.

En su primera etapa como jugador albiazul, en la temporada 2002-2003, el equipo bajó a Segunda división y el central asturiano perdonó la siguiente temporada -tenía contrato- y colgó las botas para comenzar su carrera como entrenador. No fue un buen año y el Pitu se quedó con el mal sabor de boca y con la sensación de que había dejado cosas pendientes en la capital alavesa.

El gijonés se reconcilió con su conciencia en diciembre de 2017 cuando, ya siendo técnico, cogió al equipo siendo último tras los fiascos de Luis Zubeldía y Gianni De Biasi. Nada más sentarse en el banquillo, ganó seis de sus primeros ocho partidos. El Alavés terminó decimocuarto ese año y pasó, en el siguiente, 28 jornadas en puestos europeos (nueve de ellas en Champions). Pero se derrumbó en la segunda vuelta y la renovación no llegó.

El propietario del club, Josean Querejeta, se amparó en que "pedía el doble de lo que ganaba" mientras que la Dirección Deportiva, con Sergio Fernández al frente, comentó que se hizo todo lo posible para su continuidad. En realidad, fue una decisión personal del propio entrenador que, inmerso en un turbio asunto judicial con extorsión hacia él incluida, prefirió regresar a Gijón para afrontar los momentos complicados con su familia. Además, según el Pitu, "el tercer año suele ser siempre el más difícil para un entrenador". También hay otro dicho que reza que "segundas partes nunca fueron buenas", contra el que lucha el Pitu ahora mismo.

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