GRUPO F | NÁPOLES - REAL SOCIEDAD
Nápoles, primera final de la temporada para la Real
El cuadro txuri-urdin se juega seguir en Europa sin Silva y Oyarzabal. Debe ganar o si no igualar el resultado del AZ Alkmaar. Pisa un estadio rebautizado como 'Diego Armando Maradona'.
Ser o no ser en Nápoles para la Real Sociedad, que juega esta tarde su primer final de la temporada (sigue el partido en directo en AS.com). Es que, guste más o o menos, así se debe considerar la primera visita de su historia a Nápoles en partido oficial. Es la última jornada de la fase de grupos de la Europa League, y es un todo o nada. De la ciudad partenopea volverá dentro del sorteo del próximo lunes para la siguiente ronda de la competición continental o ya directamente fuera de Europa. Es un partido de altos vuelos, de máxima tensión, en un escenario imponente y en un día señalado. Y encima lo tiene que afrontar sin dos de sus mejores piezas. David Silva y Mikel Oyarzabal siguen lesionados y no han podido viajar con la expedición txuri-urdin. Eso añade mucha más dificultad al camino.
Ni hay duda de que seguir vivo en Europa exige para la Real una hazaña de dimensiones mayúsculas, una de esas gestas que se recuerden durante mucho tiempo. Porque todo parece estar en su contra, y pocos le dan chance en este último trance de la fase de grupos. La cima de la montaña de Nápoles parece imposible de alcanzar para los donostiarras. Y todos prefieren confiar en que llegue una ayuda del Rijeka en Holanda. Porque las cuentas son claras. Si la Real no gana en Nápoles, tendrá que igualar el resultado del AZ Alkmaar, con eso también le vale. Pero juegan en casa ante un rival ya eliminado. Complicado esperar algo del AFAS Stadion. Parece más factible, dentro de la dificultad, apostar por buscar un triunfo histórico en casa de Maradona. Porque la Real, esto es importante, depende de sí misma.
A la ya de por si muy complicada tarea de ganar al Nápoles en su campo se une también que el equipo napolitano puede también quedar eliminado de la Europa League si pierde. No puede tampoco despistarse. Eso le hace más peligroso. Y encima es un día señalado en el club napolitano, porque van a jugar por primera vez en su estadio con la nueva denominación en honor de su ídolo recientemente fallecido, para la historia quedará que este fue el primer partido del estadio Diego Armando Maradona. Incluso portarán la albiceleste en honor del 'Pelusa', que les ha dado suerte: con ella llevan sendos 4-0. Eso añade picante a la visita, porque insufla un punto (o más) de motivación a los napolitanos. Afrontar todo esto sin Silva y Oyarzabal parece un suicidio. Pero es lo que hay.
Y nada es imposible para Imanol, que tiene fe ciega en sus jugadores. También parecía imposible eliminar en la Copa al Real Madrid en el Bernabéu a partido único. Y se ganó. Su antídoto será volver a centrar a Adnan Januzaj y su mágica anarquía; y colocar en la izquierda el descaro de Barrenetxea. Con eso, más lo habitual, debería bastar para competir y soñar con seguir en Europa. Pero deben recuperar el gol perdido. No puede pasar como en las últimas citas. Porque Nápoles no va a perdonar. Y las finales no se juegan, se ganan. No queda otra si quiere seguir viajando por Europa.