Diez curiosidades para descubrir la historia del Rayo Vallecano
Diez curiosidades para descubrir la historia del Rayo Vallecano

RAYO VALLECANO

Diez curiosidades para descubrir la historia del Rayo Vallecano

¿A qué se dedicó su primer presidente? ¿Por qué viste una Franja? ¿Para qué se usó el estadio tras la Guerra Civil? ¿Quién ganó allí sus primeros títulos? ¿Qué jugador fue un célebre villano de los spaghetti westerns? Todas esas preguntas encuentran respuesta en este 96 cumpleaños.

Noventa y seis velas en la tarta y la misma ilusión por soplarlas que se respiraba en aquella reunión fundacional del 29 de mayo de 1924. Aquel día, a las seis de la tarde, en el hogar de los Huerta, nacía El Rayo. Por entonces, pocos presagiaban la magnitud de ese proyecto. El club surgió fruto del sueño de un grupo de adolescentes que vivía en la calle del Carmen (ahora, Puerto del Monasterio) y de la complicidad de la familia Huerta, especialmente de la matriarca, Doña Prudencia Priego, que les ofreció su domicilio como sede social, vestuario, almacén del material… A la vez que sus manos lavaban y remendaban las equipaciones.

El Rayo dio sus primeros pasos disputando trofeos en las fiestas de los barrios y creció con su participación en el ‘Campeonato Obrero’ (31-36). Tras la Guerra Civil, el club se inscribió en la Federación Castellana. Después vino su etapa en Regional, Tercera… En la 55-56, los vallecanos ascendieron a Segunda y en la 76-77, a Primera. Y fueron capaces de pasear la Franja por Europa, gracias a su participación en la UEFA (00-01). Con todo, la situación económica ha puesto entre las cuerdas a la entidad varias veces a lo largo de su vida.

Para soplar esas 96 velas, el Rayo contará con el pulmón de la afición. Esa que le sostiene y alienta en los buenos y malos momentos. Heredera de aquella primera peña surgida en 1951 y ejemplo de solidaridad tanto en la reciente pandemia de coronavirus como en otras múltiples causas (lucha contra el racismo, los desahucios, la violencia de género…). El bastón para un Rayo, camino del Centenario y con miles de batallitas que hacen de él un club único. A continuación, desgranamos diez de sus mejores curiosidades para descubrirle un poco más en este cumpleaños…

Su primer presidente: un guardia civil

El Rayo no se entendería sin Vallecas, ni Vallecas sin el Rayo. El club hizo suya la idiosincrasia del barrio desde la cuna, respirando e interiorizando atributos como la humildad, el trabajo, la solidaridad… Esa aura de equipo y barrio obrero hace que resulte más llamativa la profesión de su primer presidente: Julián Huerta Priego era guardia civil.

No le fue fácil compaginar ambas tareas. Sus nuevos destinos y su boda propiciaron su sustitución al frente del Rayo en 1926

Aquella reunión fundacional del 29 de mayo de 1924 determinó el mandato de Julián, que tenía 27 años. Era guardia civil de segunda, después de haber completado su formación para el puesto durante el año anterior, y previamente había sido soldado del Ejército —en la Escuela de Equitación Militar y luego, en el Regimiento de Cazadores de Treviño, Burgos—.

No fue fácil compaginar la presidencia del Rayo con su oficio. Muchas veces le era imposible firmar los documentos y los contactos tenían que hacerse a través del secretario u otros directivos. Lejos de mejorar, la cosa se complicó con sus nuevos destinos (Girona, Santander, San Sebastián…) y su boda en julio de 1926. Ese mismo año fue sustituido al frente del club por José Montoya Arribas, propietario de un pequeño negocio de albañilería.

Vallecas: testigo de los primeros títulos del Atleti

El recién construido estadio de Vallecas (también denominado Stadium de Vallecas) acogió los partidos del Racing Club de Madrid a principios de 1930. El campo, inicialmente de hierba cubierta de carbonilla, se ubicaba en el mismo lugar del actual, justo al lado de la Plaza de Toros de Vallecas, que se derruyó ese año. Aquel estadio, con un aforo de 18.000 espectadores, costó 800.000 pesetas y tenía vestuarios, enfermería, sala de prensa, bar... Durante meses —de septiembre a noviembre—, el Racing compartió instalaciones con el Athletic de Madrid (hoy Atlético).

El Atlético ganó sus dos primeras Ligas y se celebró la final de la Copa del Generalísimo de 1940

Aquel Racing terminó desapareciendo, pero el Atlético continuó jugando como local —a veces, de forma ocasional y otras, por temporadas enteras— hasta febrero de 1943, debido a unas reformas acometidas en el Metropolitano. Tras la Guerra Civil, se reinauguró el 28 de abril de 1940. El Athletic Aviación, entonces dirigido por Ricardo Zamora, se impuso (2-0) al Valencia y conquistó su primer título liguero. Al año siguiente, el 2 de marzo de 1941, los rojiblancos se proclamaban, de nuevo en Vallecas, campeones de Liga al vencer al Oviedo (3-0).

No fueron los únicos títulos que vio Vallecas, puesto que el campo también sirvió de escenario para la final de la Copa del Generalísimo de 1940. El Español tumbó al Real Madrid (3-2), después de la prórroga. La expectación resultó contagiosa en todo el barrio, más si cabe por la presencia de un canterano vallecano, el centrocampista Villita, en las filas merengues.

Campo de concentración tras la Guerra Civil

Las competiciones oficiales se paralizaron con el estallido de la Guerra Civil, aunque sí continuó el fútbol. Se organizaban encuentros en los que participaban equipos como el Madrid FC (Real Madrid) y el Athletic de Madrid (Atlético), además de selecciones regionales, equipos de batallones o incluso de barrios. El estadio de Vallecas fue el lugar elegido para disputar varios partidos benéficos en verano de 1936, un año en que se espolvorearon algunos eventos deportivos más. Después, su uso poco tendría que ver con lo vivido hasta ese momento.

Los soldados falangistas controlaron estas instalaciones, que se usaron como campo de concentración alrededor de un mes

El 28 de marzo de 1939 las tropas franquistas entraron en Madrid y el 1 de abril finalizó la Guerra. Entonces, el ejército vencedor usó las instalaciones del estadio de Vallecas como campo de concentración alrededor de un mes. Estas instalaciones, con capacidad para centenares (no más de mil o, a lo sumo, 2.000) de personas, estaban controladas por soldados falangistas pertenecientes al Regimiento de Infantería San Quintín número 25. Gracias a los documentos oficiales de la época, queda constancia del traslado de 320 prisioneros, el 3 de abril, al campo de concentración del Cuartel de la Montaña.

Los testimonios de los familiares aún sobrecogen. A través de la verja les hacían llegar comida y ropa de abrigo, dado que los prisioneros —mayoritariamente madrileños y vallecanos— se encontraban a la intemperie, soportando unas condiciones terribles de frío, hambre, suciedad… A primeros de mayo de 1939 ya no quedaba nadie retenido allí y se procedió a un nuevo acondicionamiento (se sembró el césped y se reformaron las tribunas, los accesos…) para volver a utilizarlo en la práctica deportiva.

Así nació la Franja roja

A lo largo de muchos años existió la creencia popular de que el nacimiento de la Franja tuvo su origen en River Plate. Sin embargo, otro equipo fue el culpable: el Atlético de Madrid. Atlético y Rayo firmaron un acuerdo, en la temporada 49-50, por el que se llegó incluso a hablar del conjunto vallecano como filial del colchonero. Hasta ese momento, el Rayo vestía totalmente de blanco, de ahí que el Atleti le pidiese la incorporación de algún elemento visual que relacionase a ambas entidades y, de paso, le diferenciase del eterno rival, el Real Madrid. Una condición que, a pesar de no haber quedado registrada, pudo incluirse como cláusula en estos acuerdos.

El Rayo vestía de blanco y el Atlético le pidió incorporar algún elemento que relacionase a ambos y le diferenciase del Madrid

Los rojiblancos pusieron sobre la mesa la opción de lucir la misma camiseta, pero el Rayo optó por su Franja roja y diagonal inspirado, ahora sí, por River. El equipo de moda en Europa en ese momento. El hecho de que ambos compartían símbolo llegó a los oídos de la entidad argentina, durante una gira que le trajo a España y le enfrentó al Real Madrid. Cuando ésta concluyó en 1952, River decidió obsequiar con una caja de camisetas al Rayo.

Para unos, como símbolo de agradecimiento por haberle prestado las instalaciones de Vallecas para entrenar. Para otros, como señal de hermandad y solidaridad, después de una visita de la directiva rayista al hotel Ritz, donde se alojaba la expedición argentina, en la que le mostraron una fotografía de su equipación con la Franja y le contaron las dificultades económicas que vivían. Eso sí, ya fuera por uno u otro motivo, todos los testimonios coinciden en que el tamaño de las camisetas era tan pequeño, que debían ponérselas unos jugadores a otros.

Un himno oficial y otro, ‘ska’

La importancia de los himnos en el fútbol es enorme. Se trata de una vía para expresar un sentimiento de identidad y, también, un estímulo emocional en situaciones óptimas o adversas. El himno del Rayo se gestó a finales de 1952, con música del maestro cubano Rafael Guillén Sánchez. Respecto a la autoría de la letra, existen ciertas incógnitas. Siempre se ha afirmado que la escribió el periodista y novelista Francisco Hernández Castanedo, pero el presidente franjirrojo de la época, Miguel Rodríguez Alzola, aseguró que fue el poeta Manuel Fernández Sanz, alías ‘el pollero’, quien la hizo. Esta confesión tuvo lugar en una entrevista para el periódico 'La Cantera', dirigido —para más inri— por Hernández Castanedo.

El sueño de Ska P es tocar 'Como un Rayo' en Vallecas, por donde pasaron Bob Dylan, Deep Purple, Queen, Scorpions, Metallica...

Este enigma se mantiene vivo debido a que el himno no figura ni en la Sociedad General de Autores ni en el Registro de la Propiedad Intelectual. Rafael Guillén y Francisco Hernández Castanedo compusieron juntos los chotis ‘Vallecas City’ y ‘Vallecas Villa’ y el origen del himno rayista pudo estar en una tertulia del Café Gijón a propuesta de otros amigos. El maestro Guillén también colecciona otros trabajos de temática futbolera, puesto que realizó el himno ‘Aúpa, Atleti’, que data de los 40-50.

Tan célebre como el himno oficial es el ‘oficioso'. Ska P le hizo la canción ‘Como un Rayo’ a su equipo en 1994pertenece a su primer disco— y, más de 25 años después, sigue sonando en el estadio de Vallecas. “Cuando empezamos a ir jugaban Wilfred, Onésimo, Calderón…”, recuerdan el cantante Pulpul y el animador Pipi, a lo que añaden: “Cota es amigo nuestro, pero nunca olvidaremos cuando Míchel II marcó y al levantarse la camiseta llevaba otra de Ska P. También venían a nuestros conciertos, tiraban balones…”. ¿Su sueño? Tocarla en Vallecas. Un estadio donde han actuado los más grandes en la década de los 80 y 90: Simon and Garfunkel, Bob Dylan (con Santana de telonero), Deep Purple, Queen, Scorpions o Metallica.

El Rayo también jugó al béisbol

Hubo una época en la que los clubes de fútbol apostaron también por buscar la gloria en otras secciones. Real Madrid y Atlético contaron con su propio equipo de béisbol y el Rayo siguió su estela, lanzándose a esta nueva aventura en 1966. El presidente Pedro Roiz Cossío fue el gran impulsor de un proyecto que, en siete temporadas de vida, consiguió un título de Liga nacional (1970) y participar en una competición europea. Imposible hacer más en menos tiempo.

La sección de béisbol sólo vivió siete años, pero en ese tiempo conquistó una Liga y llegó a cuartos de la Copa de Europa

El Piratas, club ubicado en la calle Narváez, nutrió de jugadores a ese recién nacido Rayo. Un conjunto que sólo necesitó dos campañas para ascender a Primera, en un partido contra el Antorcha de Valencia, y otras dos, para asaltar el título nacional, frente a El Corte Inglés. Si bien es cierto que para conseguirlo se preparó a conciencia. Los franjirrojos se entrenaban compitiendo con los soldados americanos de la base de Torrejón.

El Rayo celebró su lustro de vida disputando la Copa de Europa, que saboreó hasta que el momento de verse las caras con el campeón italiano, el Milano Baseball 1946, en cuartos. Este adiós sirvió de preludio para el cierre definitivo de la sección allá por 1973. La llegada de Marcelino Gil a la presidencia supuso el abandono del equipo que, ironías del destino, terminó siendo absorbido por El Corte Inglés. El Rayo tuvo un paso fugaz, pero brillante.

¡A la Casa de Campo a entrenar!

Muchos apuntan a que la clave del éxito del Rayo de finales de los 70 era su portentoso físico. Pocos equipos contaban, por entonces, con la figura de un preparador físico. El pionero Carlos Álvarez del Villar les machacaba en la Casa de Campo y eso terminó dando sus frutos: consiguieron el ascenso a Primera (76-77) y construyeron la leyenda del ‘Matagigantes’ (77-78). “El domingo me divertía, pero durante la semana me quería morir”, afirma Nieto, dando pie a todo un carrusel de anécdotas. “Recuerdo las procesionarias que nos picaban cuando nos tirábamos al suelo”, ríe el guardameta Alcázar. A lo que Felines apostilla: “Algunos nos escondíamos para correr menos”. Potele asiente, tras lanzarle una mirada cómplice.

El Rayo fue un pionero en la preparación física con Álvarez del Villar y su trabajo en la Casa de Campo. Allí se perdió Di Stéfano

Ambos eran de los más veteranos de la plantilla y tenían sus pequeños trucos para mitigar la dureza de aquellos entrenamientos en la Casa de Campo. “Nos conocíamos absolutamente todos los rincones. Sabíamos dónde estaban los baches y nos buscábamos escondites los dos para no correr tanto como el resto”, confiesa ya abiertamente Felines. Su inseparable Potele toma el testigo: “Los demás subían y nosotros atajábamos por la espalda del monte, había muchos conejos”. Debían hacer cuestas, carrera continua, multisaltos y flexibilidad en este pulmón madrileño de casi 1.800 hectáreas. Eso sí, la gran labor de Álvarez del Villar —profesor de INEF y un estudioso del atletismo— en el Rayo le abrió las puertas de la Selección.

Pero hablar de la Casa de Campo obliga a hacerlo de él, de Di Stéfano. Al técnico argentino no le gustaba nada y tenía sus motivos. “Un día se nos perdió allí. Fuimos a correr, quería seguirnos y a la hora apareció la Policía. No sabíamos qué pasaba. Salió de la parte trasera del jeep espetándonos: ‘¿Che, dónde se metieron?”, atinan a relatar entre sonoras carcajadas Felines y Potele. La animadversión de Di Stéfano por ese lugar motivó diferentes conflictos con Álvarez de Villar (75-76), su más férreo defensor. “El míster y el profe no se entendían. Eran la noche y el día y eso se mascaba en el ambiente. Di Stéfano era muy teórico, no le gustaba que nos machacáramos por miedo a las lesiones. El profe era más severo”, analizan los jugadores. El técnico terminó siendo destituido y Olmedo recuperó el trabajo en dicho entorno. Al que años después regresarían plantillas como las dirigidas por Juande.

‘Mamá, quiero ser artista… ¿o futbolista?’

La cultura y el fútbol no están reñidos. De hecho, hay ocasiones en las que se retroalimentan y el Rayo es un buen ejemplo para derrotar algunos clichés. A finales de los setenta, nacía el ‘Gayo Vallecano’, una compañía de teatro independiente liderada por Juan Margallo y Jesús Sastre. Este barrio (más concretamente, una sala del Colegio Raimundo Lulio) se convirtió en el epicentro y encontraron en el nombre del equipo su inspiración. Su apuesta por la cultura fue fuerte: no sólo con la representación de obras y conciertos sino también impulsando la formación para todos. “Teníamos un microbús para desplazarnos a las representaciones y en el lateral ponía ‘Gayo Vallecano’. Alguna vez, cuando llegábamos a un pueblo, la gente se asomaba y decía: ‘¡Coño, que viene el equipo de Vallecas!”, rememora Margallo.

Alfredo Landa y José Bódalo iban a ver al Rayo, que tuvo a otros dos grandes actores en sus filas: Aldo Sambrell y Pep Munné

A lo largo de la historia, muchos grandes personajes se han asomado a ver al Rayo. No sólo leyendas del deporte como Ángel Nieto, Pedro Carrasco o Pepe Durán, también del mundo del espectáculo como Manolo Escobar, Alfredo Landa o José Bódalo. Precisamente, este último era asiduo a los partidos de domingo en Vallehermoso. “Antes de empezar bajaba al vestuario a desearnos suerte. Parecía el secretario técnico”, bromea Felines. Con Potele tuvo una relación más estrecha: “Bódalo decía que del Madrid le gustaba Amancio; del Atleti, Ufarte y del Rayo, yo. Después de los partidos nos íbamos a charlar y a tomar algo al ‘Sol y Aire’. Nos hicimos amigos y luego iba a ver sus obras al Teatro Calderón”.

También han vestido la Franja dos actores de talento. El vallecano Alfredo Sánchez Brell jugó como defensa (dos partidos en Segunda) en el Rayo de la 59-60, tras su paso por el fútbol mexicano y el Alcoyano. A partir de ahí se dedicó en cuerpo y alma a la interpretación, adoptando el nombre de Aldo Sambrell. Tiene hasta 300 películas en su haber y se convirtió en el villano habitual de los spaghetti westerns de los 60 y 70. Participó en ‘Por un puñado de dólares’, ‘La muerte tenía un precio’ y ‘El bueno, el feo y el malo’. Su gran relación con Sergio Leone hizo que el director fuese el padrino de su hijo Alfredo Xavier, nacido durante un rodaje.

El otro reconocido intérprete es Pep Munné. El delantero se crió en la cantera del Barça y salió cedido al Rayo (73-74). “Tenía 20 años. Llevaba el pelo largo y con rizos y estudiaba Filosofía y Letras. Solía llevar una cartera como de alfombra con mis libros y me llamaban ‘Kung Fu’. Me fui a vivir a una buhardilla en la Plaza Mayor, muy hippie. Un día estaba enfermo y vino el doctor a verme. Me cogió Olmedo y me preguntó: ‘¿Tú dónde coño vives? ¿Ahí qué hacéis? Iba a entrenar cada día, me acostaba pronto… pero me vestía muy raro, con un sombrero cordobés”, recuerda. Una rotura en el maléolo y un musical (Godspell) reorientaron su vida. A partir de ahí, ha hecho cine, teatro y televisión. ¿Lo último? La Casa de Papel.

Las chicas son guerreras

Nadie ha dado más títulos al Rayo que el Femenino. Es la sección más laureada de la historia del club y, durante una época, llegó a convertirse en una referencia del emergente fútbol femenino. Se fundó en el año 2000, de la mano de Teresa Rivero, entonces presidenta de la entidad. Aquel primigenio equipo estaba formado por quince jugadoras, de entre 15 y 20 años, que provenían del CD Buen Retiro, la primera escuela oficial de fútbol femenino en España.

El Femenino es quién más títulos ha dado al Rayo: una Copa de la Reina y tres Superligas consecutivas. Además, jugó Champions

El proyecto era serio y pronto comenzó a dar sus frutos. Las guerreras franjirrojas sólo necesitaron tres años para subir de Preferente a la Superliga. Por aquel entonces, en 2002, el Rayo fichó a Milene Domingues, pareja del madridista Ronaldo en esa época, en lo que fue una perfecta operación de márketing. No pudo jugar el primer año porque la Federación no se lo permitía a las futbolistas extranjeras, pero se dedicó a publicitar los productos de las empresas de los Ruiz-Mateos y a jugar con el FIammamonza los fines de semana. Milene vino por los flanes Dhul, pero no valía como jugadora”, dijo Teresa Rivero años después.

Sin embargo, la temporada clave para el despegue del Rayo Femenino fue la 2007-08. El goalaverage hizo que la Superliga cayera en manos del Levante y no en las vallecanas, pero éstas se sacaron la espina ganando a las granotas la Copa de la Reina. A ese primer título le sucedieron tres Superligas consecutivas (08-09, 09-10 y 10-11) y su participación en Champions. El 4 de noviembre de 2010, el estadio de Vallecas acogió a 8.000 espectadores para presenciar la victoria de la Franja sobre el Arsenal Ladies (2-0). Aunque perdieron 4-1 en la vuelta, esa hazaña entró en la historia. Los logros del Femenino servían de ejemplo para el masculino. Algo que verbalizó, a su manera, la presidenta: “Son unos mamarrachos comparados con ellas”. Pasó aquella ápoca dorada, pero esta sección se mantiene en la máxima categoría siendo un verdadero ejemplo de valentía, coraje y nobleza.

Su relación con Atlético y Real Madrid

El Rayo ha tenido convenios de colaboración tanto con el Atlético como con el Real Madrid a lo largo de diferentes etapas de su historia. Sin ir más lejos, vallecanos y colchoneros rubricaron uno el 1 de julio de 1949, consistente en apoyo económico y la cesión de jugadores para unos a cambio del uso del Rodival para partidos de hockey, béisbol y baloncesto para los otros. Y apenas un par de años después, en verano de1951, el Rayo firmó otro acuerdo con Plus Ultra que supondría el intercambio de futbolistas (en uno y otro sentido).

Atlético y Madrid han firmado acuerdos de colaboración con el Rayo, le cedieron jugadores... Y Bernabéu fue una especie de mecenas

Más allá de estos vínculos, la relación entre clubes siempre ha sido buena. Hasta el punto de que el presidente Juan Roiz convenció a Santiago Bernabéu para que se hiciera cargo de la deficiente economía del Rayo, convirtiéndose en una especie de mecenas. Un apoyo que su directiva no siempre vio con buenos ojos y por el que recibió la insignia de oro y brillantes de la entidad franjirroja. Cuentan que cuando Bernabéu conoció a Felines dijo: "¿Y este pequeñín? ¿No podemos hacer algo para que crezca un poco?". Llegaría a hablar con el médico.

Felines también protagonizó otra anécdota con Vicente Calderón. Éste le ofreció ser el sustituto de Collar en el Atlético y el abulense, ya totalmente convencido de que la oferta era seria y no saldría cedido, firmó su contrato como nuevo jugador rojiblanco. La felicidad le duró poco, el tiempo que tardó en comunicar esta decisión al presidente rayista Pedro Roiz Cossío, también Jefe Provincial del Movimiento. Le dijo que no, temía la reacción de la afición ante la pérdida de uno de sus buques insignia. Calderón comprendió todos los argumentos del futbolista y no quiso enemistarse con un club amigo. Rompió el documento en sus narices.

Fruto de la buena relación entre Rayo y Real Madrid se produjeron llegadas como las de De Tomás, Diego Llorente, Julio Álvarez, Baljic, Canabal, Urzaiz, Miguel Ángel Portugal, Toni Grande, Goyo Benito, José Luis Peinado, Velázquez... También el Atlético facilitó refuerzos como los de Saúl, Diego Costa, Abel, Pizo Gómez, Juan Carlos Lorenzo, Feliciano Rivilla... Ese trasvase de jugadores fue beneficioso para todas las partes, puesto que muchos jugadores se revalorizaron en Vallecas.


BIBLIOGRAFÍA

  • Jiménez Mancha, Juan. (2017). Los orígenes del Rayo Vallecano. De equipo sin federar a Segunda División (1924-1956). Vallecas todo Cultura.
  • Sánchez de la Vega, Rosa. (2012). Vallecas y el Rayo Vallecano (1924-2011). Fundación Rayo Vallecano.
  • Luquero, Antonio. (2020). La memoria de El Gayo Vallecano pervivirá en Vallecas para siempre. Vallecasweb. Recuperado de http://vallecasweb.com/reportajes/item/vallecas-la-memoria-de-el-gayo-vallecano-pervivira-para-siempre-presentacion-libro-200122
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