El 'Matagigantes': "Nos comimos al Real Madrid y a todos"
As reunió a Alcázar, Potele, Uceda, Francisco y Nieto, jugadores de aquel histórico Rayo, en Vallecas para conmemorar los 40 años del triunfo sobre el equipo blanco (3-2). Rayo Vallecano - Lugo: Liga 123, ascenso
"EI campo ahora parece más grande, más ancho”, arrancó Francisco y Uceda añadió: “El palco estaba al otro lado”. Las sonrisas y la emoción se entremezclaron en el instante de atravesar el túnel de vestuarios. “Han pasado décadas desde la última vez que pisé este césped”, confesó Nieto. Por entonces, durante la temporada 77-78, su vestuario se encontraba al otro lado, usaban el que actualmente es del equipo visitante. As citó en Vallecas a Alcázar, Potele, Uceda, Francisco y Nieto con motivo del 40 aniversario de la primera victoria de aquel Rayo Matagigantes al Real Madrid (3-2).
Corría el 30 de octubre de 1977 y el partido se disputaba en horario matinal (11:45). El Rayo vestía camiseta blanca y su Franja, mientras que el Madrid se tiñó de azul. Francisco recitó el once rival, uno por uno, ni un solo fallo: “Menudo equipo tenían... El mejor era Santillana. Ahora cuando juegan por la mañana ya tienen un menú especial para cenar”. “Y nosotros desayunábamos churros el mismo día”, bromeó Uceda y continuó Potele: “Ese horario nos benefició, venían equipos que aún no se habían despertado”. Nunca se concentraban antes de los partidos en casa. Ni ante el Madrid.
Francisco no olvida su 1-0 (“voy en el metro y muchas veces se me viene a la cabeza”), pero en el caso de Alcázar es “el gol de Pirri de cabeza” lo que tiene clavado. “Sólo coincidí con él dos veces: en ese partido y en la Facultad de Medicina”, recordó.
Los cinco coincidieron en la superioridad física del Matagigantes. “Nos los comíamos, a ellos y a todos”, argumentó Nieto, porque en aquella época pocos equipos tenían un preparador físico. Allí estaba Carlos Álvarez del Villar. “Esa superioridad generó dudas sobre qué estábamos haciendo... el secreto era la Casa de Campo”, rio Alcázar. Esas sesiones eran duras. “El domingo me divertía, pero durante la semana me quería morir”, afirmó Nieto, al contrario de lo que sentía Alcázar: “En los entrenamientos corría como el que más, siendo portero, y disfrutaba. Eso sí, en los partidos, me moría de miedo. La responsabilidad me agobiaba. También recuerdo las procesionarias que nos picaban cuando nos tirábamos al suelo en la Casa de Campo”.
Más les costó ponerse de acuerdo en las primas que cobraron por la machada. “Nos dieron 50.000 pesetas”, comenzó Francisco, pero le replicó Uceda: “¡Qué va! Teníamos 10.000 pesetas por vencer en casa y el doble fuera, pero ese día nos subieron a 20.000 porque lloramos. Me dijo Del Bosque: ‘Nos habéis hecho polvo porque os habíamos cogido como prima doble’. Les daban 200.000, diez veces más que a nosotros y nos eligieron por ser un recién ascendido”.
Eso sí, la situación económica del club vallecano era la que era. “Por no pagar el agua nos vimos obligados a hacer una prospección y desde ahí sacamos una manguera para que los jugadores se ducharan. Iba por la calle y la gente la pisaba”, comentó Ortega, directivo en aquella época, a lo que prosiguió Uceda: “Un día se movió o se rompió y terminó toda la Calle Payaso Fofó inundada, como si fuera una fuente”.
Uno de los secretos de su éxito residía en el vestuario. “Una vez dijo Cruyff que quien mejor le había marcado había sido Nieto y sin darle una patada”, le recordaron sus compañeros. “Era su sombra, me fui detrás de él hasta cuando se acercó a beber agua. El día del Madrid me tocó a Jensen”, apostilló. También hubo buenas palabras para Uceda. “Sacaba la pelota mejor que Piqué”, le alabó Potele.
Eran amigos fuera del campo. El más bromista era Fermín y el más comilón, Alcázar. “Nos trajeron paletillas de cordero a todos y le dijimos al camarero que a él le pusiera sólo un trocito... cuando lo vio le dijo: ‘Anda, echa otra paletilla ahí”, explicó entre carcajadas Francisco y el mismo Alcázar contó: “Fermín me echó una cucaracha de goma en una sopa juliana y casi me la como”. Aunque las risas aumentaron rememorando aquellos aperitivos juntos. “Coincidíamos con los del Atleti. Ellos comían patatas fritas y nosotros, cigalas. Y es que quien perdía en el entrenamiento pagaba”, presumió Potele.
Muchos recuerdos, en un equipo al que denominaban “de estudiantes”. Francisco hizo Económicas; Alcázar, Medicina; Anero, Ingeniería; Rial, Derecho; Landáburu, Físicas y Salazar, Informática. “Nos decía el míster que dejásemos de leer y pensáramos en el partido. Landáburu y Rial se preguntaban la lección en los viajes”.
Para Potele, el mejor Rayo de la historia fue aquel que logró el primer ascenso a Primera (76-77). Al resto le costó más elegir, aunque Alcázar lo tenía claro: “El mejor fue el nuestro, el Matagigantes (77-78)”. El mismo que ganó en Vallecas a Sevilla (4-1), Real Madrid (3-2), Athletic (3-2), Valencia (3-0), Atlético (2-0) y Barça (2-1). Ese que terminó el curso décimo y la primera vuelta, tercero.
¿Y el mejor jugador con el coincidieron? “Morena”, lanzó Alcázar. “Felines, era el Iniesta de entonces”, expuso Francisco. También salieron los nombres de Palín González o Fermín. Otros, destacaron la labor de Álvarez del Villar. “Fue el artífice de aquel gran Rayo”, concluyó Nieto en un día de reencuentros y recuerdos porque cuarenta años no son nada.