El Atlético de Madrid conquistó su primera Liga hace 80 años. El 28 de abril de 1940, el Athletic Aviación —así era entonces— ganó al Valencia 2-0 y se proclamó campeón en un final de infarto. Un título muy especial no sólo por ser el primero, sino porque llegó como guinda a una de las temporadas que más ha condicionado la historia del club. Fue la primera después de la Guerra Civil, con lo que aquello supuso para todos, y la de la reconstrucción de un Atlético muy destruido en lo deportivo y lo extradeportivo…

Esa 1939-40 fue, para empezar, la primera Liga que jugaba el Atlético Aviación (Athletic Aviación durante los primeros meses, hasta que se prohibieron los nombres extranjeros en 1940). No era un simple cambio de denominación, sino algo similar a una fusión. El Atlético (Athletic) de Madrid había descendido en 1936 y las consecuencias de la Guerra, que suspendió durante los tres años la Liga, le forzaron a buscarse la supervivencia. Una plantilla muy mermada, deudas, el Metropolitano destrozado… La solución a la amenaza de desaparición llegó a través del Aviación, un equipo creado durante la Guerra que venía dando muy buen nivel.

El Aviación se formó en 1937 en la base de Matacán (Salamanca) con miembros del Ejército del Aire. En el equipo se juntaron futbolistas que fueron reclutados por el conflicto y soldados con buenas maneras con el balón y la intención era, además de divertirse y estar en forma, jugar partidos para recaudar dinero. Vestían de azul mahón. En noviembre de 1938 se trasladan a Zaragoza, como consecuencia de la Batalla del Ebro, y allí ganan el Campeonato Regional de Aragón, se clasifican por ende para la Copa del Generalísimo y llegan hasta cuartos. Habían jugado amistosos también contra el Alavés, el Racing, el Real Unión... Las sensaciones eran buenísimas.

Termina la Guerra y el Aviación se traslada a Madrid. El equipo tiene el deseo de constituirse formalmente para competir, pero la Federación les advierte de que tendrían que empezar desde las categorías inferiores: no hay sitio en Primera ni en Segunda para un equipo nuevo. No convence esa opción, así que deciden iniciar conversaciones con los equipos de la capital en busca de algún tipo de convenio. Primero lo intentan con el Madrid, pero no llegan a un acuerdo. Bajan un peldaño y en Segunda están el Nacional, que jugaba en El Parral, donde hoy está la Casa de la Moneda, y el Atlético, que aún buscaba dónde instalarse. Con ambos negocian durante el verano.

En septiembre se alcanza un pacto y el 4 de octubre de 1939 se firma la absorción del Aviación por parte del Atlético. Se mantienen los colores rojiblancos, el nombre del club pasa a ser la fusión del de los firmantes (Athletic-Aviación Club, luego Club Atlético Aviación), el escudo incorpora unas alas y la corona y se instaura una junta directiva mixta, igual que la plantilla, más o menos a medias. Los aviadores, además, aportan a Ricardo Zamora como entrenador y cierta logística, como fondos propios o autobuses del Ejército para los desplazamientos.

El nuevo Atlético Aviación empezó con brío. Ganó el Campeonato Regional en otoño, por delante del Madrid, y a continuación volvía La Liga. No olvidemos que el equipo estaba en Segunda por el descenso de la 35-36. Había acabado penúltimo tras un desafortunadísimo duelo con el Sevilla, con quien se jugaba la salvación. El empate valía a los rojiblancos, pero perdieron 2-3 en el Metropolitano e incluso fallaron un penalti en los últimos minutos, el que estrelló Chacho en el palo. Pero justo a tiempo se le abrió una oportunidad de retornar a Primera.

El Oviedo, tercero en la 35-36, se vio con el estadio de Buenavista destruido y graves problemas para reanudar la actividad, así que pidió una moratoria para empezar a competir un año más tarde. Por méritos deportivos la vacante debía ser para el Atlético, como mejor clasificado de los descendidos, pero a Osasuna, el que bajó como colista, le habían prometido la plaza como recompensa por el desempeño de los requetés navarros durante la Guerra. Se resolvió que el 'ascenso' se dirimiría con un partido en Mestalla (Valencia), el 26 de noviembre, a las dos y media de la tarde. El Atlético de Ricardo Zamora ganó 3-1, con dos goles de Enrique y uno de Vázquez, éste procedente del Aviación. Se puede decir que aquella tarde, con esa promoción, sí cambió definitivamente la historia de la entidad.

El panorama del curso era ya muy distinto. Mientras se reparaba el Metropolitano, el Atleti jugó como local primero en Chamartín, a cambio de dejar entrar gratis a los socios del Madrid, y finalmente en Vallecas, donde hubo que sembrar césped para poder acoger partidos. El equipo alternaba triunfos en casa con derrotas fuera, pero en febrero inició una racha de cinco victorias y alcanzó el liderato en la jornada 18 (de 22). Aun así, llegó a la última jornada segundo, igualado con el Sevilla pero por detrás. Los madrileños vencieron 2-0 al Valencia en Vallecas (goles de Campos y Elícegui) y allí esperaron noticias desde Alicante, donde el Sevilla visitaba al Hércules. Una llamada avisó, 3-3. "¡El Athletic Aviación se proclama campeón de Liga!".

El once elegido por Zamora para aquella jornada final lo formaron Tabales; el capitán Pepe Mesa, Aparicio; Urquiri, Germán, Machín; Enrique, Gabilondo, Elícegui, Campos y Vázquez. Eran de procedencia ‘aviadora’ Tabales, Aparicio, Germán, Machín, Campos y Vázquez. Una muestra de cómo la alianza le cambió la cara al Atlético. En menos de un año pasó de estar casi desahuciado en Segunda, sin campo donde jugar, ni socios, ni dinero ni casi jugadores a lograr su primera Liga, el primer campeón de la posguerra.

Días después de lograr este título, llegaron nuevos problemas para Ricardo Zamora, que acabó viéndose con apuros con ambos bandos en los que España estaba dividida. El míster, que había sido prisionero en el Madrid republicano del 36 (y se libró del fusilamiento por muy poco), volvió a ser detenido por “haber permanecido en el extranjero más de dos meses” (vivió en Francia en 1937 y 1938) y unas declaraciones que no gustaron nada y que fueron aprovechadas para dar un toque de atención a todos los deportistas. En mayo de 1940 fue encarcelado en la Porlier, aunque liberado a los pocos días, y luego inhabilitado como entrenador hasta diciembre. Le sustituyó Ramón Lafuente esos meses.

No obstante, el Atlético volvió a salir campeón en la 1940-41. Se marchó Elícegui al Deportivo, pero por él llegó Pruden, del Salamanca, que dejó unos registros goleadores espectaculares. En su único curso como rojiblanco logró 33 tantos en 22 partidos. El equipo marchó líder toda la segunda vuelta aunque, como el curso anterior, tuvo que esperar a la jornada final para rematar la faena en su cara a cara con el Athletic. En el último partido, venció al Oviedo en Vallecas (3-0) y retuvo el título.

Ricardo Zamora fue el técnico rojiblanco hasta el final de la 45-46, cuando primero dejó el banquillo para ocupar la secretaría técnica y finalmente se marchó a entrenar al Celta. En diciembre de 1946, por otro lado, el Ejército del Aire pide concluir el vínculo y el club pasa a llamarse Club Atlético de Madrid. Se cerró así una gran etapa en la historia de la entidad, que empezó con aquella fusión, cogió fuerza tras aquel Atlético-Osasuna decisivo y pronto celebró una Liga que este 28 de abril cumple 80 años.