—Lleva el fútbol en la sangre: su padre José Munné Sempere pasó por Espanyol, Mallorca, Valladolid y Tenerife. — Mi padre jugaba en Tercera cuando yo tenía dos años. Siempre estuve con un balón, iba al colegio con él y al salir jugaba en la calle. A los siete años probé el hockey, pero quería entrar en un equipo de fútbol. Con 12 me fichó el Barça para el Infantil A.
—Un orgullo para su padre... — Fue delantero y parte del mejor Valladolid de la historia, que fue líder durante toda la primera vuelta con Valero, Lesmes, Pepín, Lesmes II, Babot, Coque, Lasal, Ortega, Aldecoa, Mora... (lo recita de memoria) . Fue muy tonto porque mi abuelo, su suegro, le engañó. Le dijo que el Puebla de México venía a ficharlo y le pagaría una fortuna. Quiso irse del Valladolid y el técnico le avisó de que era una locura. Le fue fatal, no existía tal oferta y se quedó dando vueltas.
—¿Cómo le fue en el Barça? — No existía La Masia, pero nos cuidaban mucho. Con el Infantil fuimos campeones de España. Cuando pasé al Juvenil ya entrenaba con el primer equipo, junto a Rexach, Zabalza, Sadurní, Gallego, Reina... El técnico era Vic Buckingham. Si no se hubiera ido, posiblemente habría debutado porque si un joven le gustaba no tenía miedo a subirle.
—Pero hizo las maletas... — Me cedieron al Mallorca porque el filial militaba en Preferente. Ese nomadismo no estaba bien. Después me fui al Rayo, cuando estaba en la universidad y había empezado Arte Dramático. En Madrid conocí a Miguel Narros, William Layton... En un partido contra el Valladolid me rompieron el maléolo, estuve dos meses en paro y en verano me presenté a las pruebas del musical ‘Godspell’. Me cogieron, envié una carta al Barça diciendo que dejaba el fútbol y no se lo creyeron. De hecho, seguían presentando mi ficha federativa. Lo hicieron hasta seis años porque pensaban que iba a marcharme a algún equipo de Madrid.
—¿Y cómo se enteró? — Estaba rodando una serie en Barcelona y el Masnou me ofreció jugar allí. Al ir a presentar la ficha descubrieron que ya tenía una con el Barça. ¡Y lo había dejado cuatro años antes! Además, yo ya salía en la Prensa y había hecho varias películas.
"Hay que pensar rápido, tener feeling con la gente y ritmo" SOBRE EL FÚTBOL Y LA ACTUACIÓN —Hablemos del Rayo... — Mi padre no quería que jugara en Preferente, así que entrenaba con el Sabadell, aunque estaba sin equipo. Vino el Rayo a buscarme porque me recordaba del Mallorca. Tenía el teatro metido en la cabeza, por lo que ir a Madrid era perfecto. Llevaba tiempo sin jugar y, cuando cogí el ritmo, llegó la lesión. Pepe Bódalo, acérrimo seguidor del Rayo, me vio un viernes por la noche en un bar de la Calle Príncipe, donde iban muchos actores buscando trabajo. Bódalo y yo nos saludamos. Ese domingo le contó al entrenador que me había visto de noche. Entonces, Olmedo dijo: 'No te vistas, Munné. ¡Felines, ponte el nueve!'. Y Felines le contestó: '¿Yo nueve? Aquí tienes un chaval que es delantero centro, coño, ponlo a él' (risas) . Yo salí el viernes, pero no el sábado. Me vestí y salté al campo. Estaba jugando bien cuando un central me hizo dos entradas seguidas al tobillo. A la segunda no me levanté. No fue aparatoso y se pensaron que era cuento: tenía fractura de maléolo. Olmedo me dijo que me fuera a Barcelona a recuperarme que en Madrid había muy mal ambiente y ya me contó todo lo de Bódalo.
—¿Aún conserva recortes? — Tengo enmarcado un póster de As de cuando fui con el Mallorca al campo del Rayo. Y cuando estrené 'Godspell' vino Julio César Iglesias a hacerme un reportaje para vuestro periódico: 'El apóstol que no quiso ser Cruyff'. ¡Y a doble página!
—Jugó con Anero, Felines... — ¡Potele! Y Uceda, al que me enfrenté en Juveniles. Me fijaba en quién mandaba y allí lo hacían Felines y Potele. Yo era un tipo especial, tenía 20 años y estaba muy loco. Llevaba el pelo largo y con rizos, me llamaban 'Mona Lisa'. Estudiaba Filosofía y Letras y mi mundo era muy distinto al de los otros futbolistas. El año antes de fichar por el Rayo estuve en el Calella de Tercera y un día leyendo en una concentración, el entrenador me puso una multa. Decía que me distraía y que jugara a las cartas para hacer grupo. En diciembre del 70, estando en el Juvenil del Barça, nos detuvieron a un grupo de estudiantes de mi barrio. Estábamos en un bar, pero acababa de pasar una manifestación y nos detuvieron porque éramos estudiantes. Estaba el hijo del concejal del distrito, franquista, claro, y gracias a eso nos soltaron a los dos días. El masajista del Barça me decía: 'Tú a jugar y a callar, el futbolista no piensa, juega y calla. No te metas en líos' (risas) . Era un personaje raro y en el Rayo siempre llevaba una cartera como de alfombra con mis libros, me decían 'Kung Fu'.
—¿Usted vivía en Vallecas? — Al principio me pusieron una casa por Pacífico con otros futbolistas. No quería vivir allí porque me tenían fichado y estaba lejos del ambiente teatral. Me fui con una amiga a una buhardilla en la Plaza Mayor. La casa era muy rara, muy hippie. Un día estaba enfermo y vino el doctor del Rayo a verme. Me cogió Olmedo y me preguntó: 'Oye, Munné, ¿tú dónde coño vives? ¿Ahí qué hacéis?'. Iba a entrenar todos los días, me acostaba pronto, pero me vestía muy raro, con un sombrero cordobés. Y mi novia no veas, era un número... Si no me llegan a coger en el musical hubiera seguido en el fútbol.
—¿Y cómo era Vallecas? — Me recordaba a mi barrio, La Sagrera. Vallecas era un lugar de supervivientes, todos se ayudaban. Nosotros jugábamos en Vallehermoso, al otro lado de Madrid y en la zona rica. El campo se llenaba siempre.
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—Cuando pasa a la actuación, ¿cómo reacciona su entorno? — Mis compañeros del fútbol me decían que estaba loco. Mi padre me apoyó y cuando estrené vino toda la familia en un Seat 850 (risas) . Fue un éxito.
—¿Se parece el fútbol a la interpretación? — Sí. Hay algo de actuación también en el fútbol y en las dos profesiones hay que pensar rápido, tener feeling con el público y sentido del ritmo.
—¿Algún proyecto inminente? — Voy a estar en 'La Casa de Papel', va a ser la bomba.
—¿Sigue siendo futbolero? — Sí, eso no se pierde nunca. Y sigo siendo de Barça y Rayo.
—¿Cómo está viendo al Rayo? — Ha perdido partidos que no merecía y necesita encadenar un par de victorias. No quiero que echen a Míchel.
"Un entrenador me multó por leer, decía que me distraía" ERA UN FUTBOLISTA ATÍPICO —¿Cree que se salvará? — Por supuesto. El Rayo debe creer en Míchel y correr más que los demás. Trabajar con fe.
—¿Ve al Rayo capaz de dar un susto al Madrid? — Al Madrid de hoy le puede dar un susto cualquiera. Si se lo dieron Alavés, Levante y el Eibar, ¿por qué no el Rayo? Defensivamente deja mucho que desear y cuando tiene una dificultad se resquebraja.
—Viene de caer en Champions. — El Madrid hace años que no sabe a lo que juega, pero ganaba la Champions y todo se eclipsaba. Kroos, Modric y Cristiano lo mantenían, nada más. Sin Cristiano nadie mete goles y encaja mucho. Es un equipo roto porque Modric y Kroos no están finos tras el Mundial. No van a salir del pozo este año.
—¿Cuál es el delantero que más le ha impresionado? — Ronaldo, el Gordo, el de la época del Barça. Cogía el balón atrás y con una potencia brutal.
—¿El fútbol y la cultura son antagónicos? — No. Hay muchos intelectuales amantes del fútbol, pero como todo deporte de masas es utilizado por una serie de poderes, con intereses. Yo era socio del Barça y me di de baja, no pintamos nada, ni en el Barça ni en el Madrid. Aún así siempre que puedo voy al Camp Nou.
Actor de cine, teatro y televisión Ha trabajado en cine, teatro y televisión. "Sobre las tablas he sido más autónomo porque he tenido mi compañía", confiesa. Varias obras le han marcado: ‘Danny i Roberta’, ‘Johnny cogió su fusil’ y ‘Una noche con Gil de Biedma (Las rosas de papel)’.