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“Estoy con ganas de jugar un partido y terminar bien este año”

Edgar Badia, el portero que más para de Segunda, reconoce que “impone” trabajar en un estadio como el Martínez Valero “tan grande y bonito” pero “vacío”

Edgar Badia, portero del Elche.
LaLiga

Edgar Badia ha cambiado los guantes de guardameta por los de protección contra el coronavirus. El futbolista catalán asegura se siente “más cómodo” con los de portero, aunque los que debe emplear ahora en los entrenamientos le dan “más seguridad a nivel médico”. En los ejercicios con balón utiliza los propios de su trabajo, pero para el resto de ejercicios debe usar los de plástico para cumplir con el protocolo de LaLiga.

Badia llegó al parón por la pandemia como el portero que más paraba en Segunda División, con 114 paradas en 30 jornadas que disputó. Por detrás, Dani Barrio, del Numancia, con 106 en 31 encuentros; y Luca Zidane (Racing), con 91 en 29 citas. El futbolista del Elche reconoce que la plantilla “está con ganas de reiniciar la competición, de volver a jugar un partido y de terminar una temporada que se estaba dando bien en lo colectivo y en lo personal”. “Estoy deseando dar continuar a esta temporada”, añade.

El conjunto franjiverde ha completado este martes su cuarta sesión de trabajo individual en el Martínez Valero, separado en tres grupos, y sin contacto personal entre los profesionales. Badia sabe que sus compañeros de equipo han vuelto “lo mejor posible después de estar ocho semanas metidos en casa”. “La plantilla está centrada para regresar a tope y continuar con la dinámica positiva que llevaba”, insiste.

Las circunstancias de los entrenamientos están siendo especiales y, como afirma el portero, “a los jugadores profesionales se nos hace muy extraño, aunque nos estamos adaptando y, personalmente, trabajando a tope con el preparador de porteros”. “Mantenemos la distancia, pero estamos lo suficientemente cerca para ver que la gente se esfuerza a tope. Entrenarse en un estadio vacío como el Martínez Valero, tan grande y bonito, te impone y se hace extraño”, reconoce.

Por último, el grupo sigue apelando al buen rollo que siempre ha reinado en un vestuario que ahora no pueden usar, pero cuyo buen ambiente se extiende sobre el césped del Martínez Valero: “A pesar de la distancia física, siempre mantuvimos el contacto, entrenándonos por videoconferencia y haciendo videollamadas. El buen rollo es una de las claves de la fortaleza de este equipo y de la buena dinámica que llevábamos”.