Aduriz: " Mi cadera está muy tocada y no da más de sí"

Aduriz anunció al comenzar el curso que este será su último ejercicio en activo. Ahora ese telón depende de la resolución de la crisis del coronavirus. El mes pasado llegó a los 39 años y sigue disfrutando del día a día. Pero ha hecho caso a su organismo. "En la vida todo tiene un principio y un final. Cuando empezamos a jugar todos sabemos que habrá un momento en el que dejaremos de hacerlo. Pero, por otra parte, mi porqué es el cuerpo. Mi cadera ha dicho basta. Ya sabía que venía con molestias del año pasado; tuve muchísimas dudas en verano y al final entre todos decidimos continuar un curso más. Pero tenía claro que no podía pasar de esta campaña. Mi cadera está muy tocada, y no da más de sí", confiesa Aritz en una entrevista en la revista 'Panenka'. El delantero del Athletic se ve muy entero a "nivel mental", hasta el punto de que la cabeza le permitiría seguir. "Es que me lo paso muy bien. Me encanta competir y me encanta ir todos los días a entrenar. Al final esa es la clave", subraya.

Además, el punta donostiarra repasa sus inicios y cómo su familia, con gran afición al esquí y la montaña, no veía muy clara su pasión por el fútbol. "Nunca me prohibieron jugar, ni mucho menos. Simplemente hubo un momento en el que tuve que elegir. Yo hacía esquí de fondo y competía, pero por falta de tiempo y la posibilidad de lesionarme, tuve que elegir entre una cosa u otra", comenta.

Es una persona inquieta con otros aspectos sociales o ajenos al fútbol y está muy sensibilizado con la protección del medioambiente. "Conozco futbolistas que tienen inquietudes parecidas. Y habrá muchos más. Estoy segurísimo. No me siento nada diferente del resto, ni saco pecho por ningún lado. Tengo compañeros que se mueven en bicicleta habitualmente por la ciudad en la que viven", señala sobre su decisión de desplazarse en coche eléctrico. No le agrada nada "el estereotipo en el que encasillan a los futbolistas". "Seguramente yo tendré un montón de defectos, pero no me gustan que nos metan a todos en el mismo saco, cuando no somos todos iguales", lamenta.

También echa en falta un mayor compromiso de los profesionales en temas como la homofobia o la visibilidad del fútbol femenino. "No nos damos cuenta lo suficiente de que esto que hacemos tiene una repercusión brutal, y que poniendo un poquito de voz a ese tipo de cuestiones podríamos llegar muy lejos. Influenciamos en muchísima gente, y hay que usar esa responsabilidad para que cambien las cosas", concluye.