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ESPANYOL - ATHLETIC

Los extremos se tocan

Embarba debuta en una convocatoria ante Ibai, que hoy podría estar en su lugar. El Espanyol vive una final por la salvación y el Athletic puede dormir en Champions.

Embarba, en su primer entrenamiento con el Espanyol en Cornellà.
Gorka LeizaDIARIO AS
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Como por un deseo irrefrenable de que LaLiga no acabe, y si lo hace que sea salvado, últimamente exprime las semanas el Espanyol igual que un niño cada segundo de sus vacaciones. De un heroico triunfo en La Cerámica, ante 3.000 pericos en el debut liguero de Raúl de Tomás, pasó a oficializar el fichaje de Leandro Cabrera, cayó dignamente en la Copa del Rey frente a la Real Sociedad, al día siguiente anunció a Adrián Embarba y hoy afronta como una final la visita de un Athletic más sosegado pero que concentró su carrusel de emociones en el miércoles copero, con prórroga y tanda de penaltis en Elche (sigue el partido en directo en As.com).

No en vano, de sufrimiento no está exento nadie en Primera y a veces los extremos se tocan. Fue el Espanyol el que privó al Athletic de ir a Europa en mayo, y ahora ocupa el farolillo rojo que puede abandonar (e incluso divisar la permanencia a un punto) en caso de victoria, tras dos jornadas invicto, las que lleva Abelardo Fernández. Y perdieron los leones aquel tren, pero están comprando todos los pases este curso, hasta el punto de que hoy incluso pueden dormir en zona Champions si son ellos los ganadores.

Aunque, para extremos, los protagonistas de las convocatorias. Debuta Adrián Embarba en la del Espanyol, que ha pagado al Rayo Vallecano su cláusula íntegra (diez millones, eso sí, a plazos), harto de esperar el desenlace de otras opciones. La más destacada era la de Ibai Gómez, novedad en la citación del Athletic porque descansó en la Copa, y que era la petición de Abelardo (que lo hizo brillar en el Alavés), por lo que curiosamente hoy podría estar debutando como perico si Gaizka Garitano no se hubiese mostrado inflexible.

A todo esto, el Espanyol aún persigue su primer triunfo liguero en Cornellà, donde nunca ha ganado el Athletic. Está claro: los extremos se tocan.