ESPANYOL

Navata, origen de sueños

El Espanyol de Gallego nació el cuartel general donde, justo una década atrás, se fraguó el mayor milagro jamás visto en LaLiga.

Carlos Mira / RCDE

De diez espera David Gallego que sea la temporada del Espanyol, que durante diez días ha preparado su retorno a Europa en el mismo cuartel general en el que justo diez años antes se fraguó el mayor milagro jamás visto en la historia de LaLiga: el hotel Torremirona de Navata.

Entonces, aquel punto neurálgico del Empordà, rodeado del verde de los campos de golf, supuso un antes y un después casi podría decirse que en la historia del Espanyol. Fue una estadía de emergencia, cuando quedaban diez jornadas para el final de Liga y los pericos se encontraban a ocho puntos de la permanencia, una diferencia jamás recortada.

Tal era la dificultad de la empresa que se recurrió incluso a medidas poco científicas. Mauricio Pochettino, por ejemplo, subió caminando a Montserrat para rezarle a la Moreneta por la salvación. Y Dani Sánchez Llibre prometió que, en caso de seguir en Primera, también iría a pie desde el Estadi Olímpic de Montjuïc hasta Cornellà-El Prat, que debía inaugurarse el siguiente verano.

Fueron 96 las horas de convivencia en Navata, a finales del mes de marzo, las que sirvieron para gestar aquella misión casi imposible que parecía todavía más inalcanzable cuando Iván de la Peña se lesionó (una entorsis) y tuvo que trasladarse de nuevo a Barcelona para someterse a pruebas médicas. A la postre, sería el autor de aquella premonitoria frase "no estoy loco, nos vamos a salvar" y también de uno de los goles con los que, ante el Deportivo, se inició la remontada del Espanyol en las diez últimas jornadas.

Dani Sánchez Llibre, José Luis Perelló y Germán de la Cruz, sobre un carrito de golf en Navata, en 2009.Carlos MiraDIARIO AS

De vuelta a Navata, también Luis García lanzó una de sus célebres proclamas: "Ojalá nos den por muertos, porque cuando das por muerto al león te muerde y te gana la batalla". Otro de los líderes, Iván Alonso, sentenciaba en AS: "Con esta plantilla no se puede bajar a Segunda".

Fueron seis las sesiones de trabajo a las que se sometió la plantilla, con mucho ejercicio físico, sobre todo matinal, en los campos de golf. Y fútbol en el campo de Navata, ya que el hotel aún no disponía de uno propio del que sí ha podido disfrutar ahora el conjunto de Gallego. "Esperamos estar a la altura de la afición. Si este club es rico en algo es en el valor de sus socios", aseguró Pochettino. Lo que pasó después ya es historia. De Navata a los sueños.

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