Madrid se hace durante unos días de River Plate y de Boca Juniors

Hay una pregunta que se repite en las últimas horas por Madrid, ya sea en la redacción, en la calle o en los bares: ¿y tú con quién vas, con River o con Boca? El fútbol mueve pasiones, en ocasiones demasiadas, y la final de la Copa Libertadores que este domingo se disputa en el Santiago Bernabéu parece animar a identificarse con uno u otro equipo para vivirla de verdad. Intensamente.

El domingo, a eso de las diez y veinte de la noche (salvo prórroga), River o Boca serán campeones y darán la tradicional vuelta olímpica. Lo harán en el Bernabéu, a miles de kilómetros del Monumental y La Bombonera, y no les queda otra que inventar un lugar en el que celebrarlo. Aún no lo tienen; se dijo que River lo haría en Cibeles y Boca en Neptuno, pero fuentes de una y otra hinchada lo desmienten, se habla de la Plaza de Colón... Tiempo habrá para el confeti, lo que ya es un hecho es que los dos equipos están en Madrid: Boca aterrizó el miércoles por la tarde y se entrenó ayer por la mañana en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas; River llegó de madrugada y ayer por la tarde soltó músculos (12 horas de avión de Ezeiza a Barajas cargan a cualquiera) en Valdebebas.

No hay certezas sobre titulares y suplentes (en River, Scocco está descartado, Quintero y Mora se entrenaron sin problemas; en Boca, Pavón y Ábila se han recuperado), ayer los nombres propios de la Final Eterna eran los de los ultras que amenazaban con viajar a Madrid: Maxi Mazzaro, Rafa di Zeo, Mauro Martín, Caverna Godoy...

La mejor noticia es que los barrabravas no jueguen, que desde ya hablemos de lo que a Gallardo y Schelotto les ronda por la cabeza. Que no se hagan con entradas, aunque es cierto que River y Boca no agotaron las 5.000 de las que disponían. Quizá por ello, el Real Madrid comunicaba ayer un acuerdo con la CONMEBOL para facilitar a sus socios un nuevo cupo de localidades.

Madrid ya respira la final y eso incluye a su alcaldesa. "Bienvenida Argentina, bienvenidos los equipos. Que gane el mejor y que disfruten todos mucho con el deporte. Y, por Dios, que no haya el más mínimo acto de violencia", afirmaba ayer Manuela Carmena ante lo que ha sido un regalo de Navidad inesperado para la ciudad, cuya ocupación hotelera se ha disparado y el viernes y el sábado superará el 90%. A esas horas, Luis Rubiales incidía en que la final "sea una fiesta del fútbol y del deporte en general". Y, caprichos del destino, en Buenos Aires, la Cámara de Diputados celebraba una sesión extraordinaria para debatir un paquete de medidas que incluyen la ley para agravar las penas a los ultras del fútbol.

Son ellos los que están en el punto de mira de la Policía Nacional, que ha activado el dispositivo CABA (acrónimo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) con motivo de la Libertadores. Supera los 2.000 agentes, entre anitidisturbios y miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP), similar al que se activó en la final de la Champions 2009-10 que Inter y Bayern jugaron en el Bernabéu. Habrá tres anillos de seguridad, vallas disuasorias y se habilitarán taquillas para dejar mochilas y otros objetos personales. La seguridad manda. Hasta que ruede el balón. Entonces...