El ideario de Solari: 4-2-3-1, sin '9' puro y laterales profundos
El hasta ahora entrenador del Castilla llegó a España como jugador del Atlético en enero de 1999 y en 2000 pasó al Madrid, donde ha sido entrenador en distintas categorías.
Santiago Hernán Solari (7-10-1976) es desde este lunes nuevo entrenador del Real Madrid tras la destitución de Julen Lopetegui. Llega al Real Madrid desde el Castilla, donde entrenaba hasta ahora. Es el mismo camino que recorrió Zinedine Zidane, que se hizo con las riendas del Real Madrid tras el cese de Rafa Benítez, ascendiendo también desde el filial blanco.
Solari llegó a España para jugar en el Atlético de Madrid, procedente de River. Recaló en el Calderón en el mercado de invierno de la 98-99 y tras una temporada y media como rojiblanco, con 46 partidos con los colchoneros, el Real Madrid se hizo con sus servicios en la temporada 2000-2001. Con la camiseta blanca participó en 208 encuentros, ganando dos Ligas, una Champions, dos supercopas de España, una de Europa y una Intercontinental. Abandonó Chamartín para marcharse al Inter y tras sus últimos coletazos como futbolista en San Lorenzo, Atlante y Peñarol, colgó las botas.
Con su llegada al Real Madrid Vinicius, un habitual del Castilla estas primeras jornadas, podrá tener más presencia en el primer equipo. Durante su estancia en la cantera blanca sonó como técnico para San Lorenzo de Almagro, pero, finalmente, el Ciclón optó por Diego Aguirre y Solari dio el saltó al Castilla.
Su estilo de juego varía entre el 4-2-3-1 y el 4-1-4-1. Aunque tampoco es muy esclavo de las tácticas, ya que según sus propias palabras, en una entrevista para ‘El Gráfico’, la disposición sobre el campo no es lo fundamental. “Primero hay que ver qué capacidades y qué características tienen los jugadores, que son y serán siempre los dueños del fútbol, después saber a qué quiero jugar, el estilo. Luego influye la cultura futbolística de cada país, la competición, el rival, la cancha, la táctica, etcétera. Todo eso es más importante que el esquema. Se puede jugar con un 4-4-1-1 muy ofensivo y un 3-4-3 muy defensivo y viceversa”.
Empezó jugando con un delantero centro puro, pero en los dos últimos años viene eligiendo para ese puesto a Cristo, un mediapunta reconvertido; su conflcto personal con Dani Gómez, nueve de la plantilla y apuesta del club, ha tenido influencia en esta situación. También usa centrocampistas creativos para dar buen trato a la pelota. A los laterales les pide proyección ofensiva, sin descuidar las espaldas. El rigor y la colocación sobre el campo tanto en ataque como en defensa son otro de los sellos que trata de dar a sus equipos.
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