Barça, una gira fallida
Se va de su tour americano sin ganar. Cayó en el último minuto ante el Milán con un gol de André Silva. El desparpajo de Riqui Puig, la mejor noticia de los azulgrana.
El tour del Barça por Estados Unidos terminó siendo un experimento neutro. Del entusiasmo por Arthur en el Rose Bowl de Los Ángeles y por Malcom en la primera parte ante el Roma, se pasó al descalabro defensivo de la segunda mitad en el AT&T y a un sosísimo final de gira contra el Milán en Santa Clara que terminó en derrota sobre la hora (1-0, André Silva) y que sólo animó el desparpajo de Riqui Puig, un jugador que, en tiempos de debate sobre el estilo, abandera el ADN Barça más puro. El Barça, pues, se va sin ganar de la International Champions Cup y con una trayectoria ligeramente descendente. El resultado, no obstante, era previsible. Con todos los mundialistas de vacaciones o de regreso al trabajo a Barcelona, se trataba de sobrevivir. Hubo algún brote verde como Arthur, Miranda o el mismo Riqui Puig, pero no mucho más que echarse a la boca. Al Barça 2.0 de Valverde habrá que empezar a medirlo el domingo en Tánger.
Al partido contra el Milán le faltó entusiasmo desde el principio. Pese a jugarse a primera hora de la tarde, el ambiente fue frío, como el clima de la bahía de San Francisco estos días. El Milán ocupó bien los espacios y el Barça no estuvo ágil en la circulación. Valverde sacó lo mejor que tenía el campo y, por tercer partido consecutivo, dibujó un 4-3-3 con Munir pegado en la banda derecha para hacer sitio a Alcácer, que jugó sus primeros minutos de pretemporada con una falta de entusiasmo preocupante. Estático, sin ofrecer soluciones a sus compañeros, fue un islote. Al menos Munir se preocupó en generarse tres disparos a puerta. Dos se marcharon por poco, el tercero lo detuvo Donnaruma en una acción en la que estuvo egoísta porque Miranda, una de las mejores noticias del partido, estaba solo. Malcom, acostado en la izquierda, su banda natural pero en la que menos cómo está, no mostró su catálogo de regates. O aún está cortado o es que no lo tiene. Lo que le sobra es golpeo. Estrelló un balón en el palo en la primera parte y topó con Donnaruma tras la reanudación.
Como podría preverse, esta vez no hubo carrusel de cambios al descanso. Sólo entraron Ter Stegen, que jugó sus primeros minutos del curso, y Riqui Puig, que salió para proteger el físico del desaparecido Alcácer. Valverde quería probar automatismos, meter carga de minutos y ampliar el examen a los que tienen opciones de ser titulares en la Supercopa. El partido, no obstante, mantuvo una línea algo anodina, como si los jugadores estuvieran ya con la cabeza pensando en el viaje de vuelta a Barcelona. Los kilómetros y horas de vuelo que han acumulado en las últimas dos semanas pesaron en las piernas de casi todos. El más animado fue Riqui Puig, un jugador livianísimo todavía pero con una interesante dinámica de juego que se atrevió a tenerla y jugarla tanto que puso nervioso a los jugadores del Milán. Provocó dos tarjetas amarillas (Kessie y Mauri), jugó sin complejos y produjo fútbol. Le faltó, no obstante, el gol. Semedo le puso un balón dulcísimo y a su remate le faltó mucho instinto. El hervor que le falta. El Milán, que apenas se asomó por el área del Barça en todo el partido, terminó ganando con un gol de André Silva que ahondó en las grietas demostradas por el Barça en todas las segundas partes de la gira. En verano se puede perder. Pero el verano ya se ha acabado en Can Barça.