"No vi a nadie que controlara más las situaciones que Rubi"

¿Le sorprendió la llamada del Espanyol para asumir el Juvenil A?

Tenía mi temporada planificada con el Sabadell B y con la Cadena SER cuando me llamaron. Quería probar el fútbol competitivo. Estaba en Tercera Catalana y fichar por el Sabadell suponía subir un escalón. Pero un día me llaman del Espanyol y me proponen el Juvenil A. Me sorprende y me trastocó todo. Tenía mis vacaciones planificadas… Pero era un tren que no podía dejar pasar.

¿Prefirió en sus inicios como entrenador dirigir un amateur en regional que un equipo de fútbol base?

Era reticente al fútbol base porque creo que es lo que más mérito tiene, que es la formación. Allí deben estar los mejores. Los entrenadores deben ser muy pedagógicos, y eso conlleva mucha responsabilidad. A mí me gusta la competición. Entiendo que un Juvenil A es un híbrido, y la competición ya tiene un cierto peso. Además, la División de Honor es muy exigente.

¿Y cómo fue la primera toma de contacto con los chicos?

Fue maravillosa. Me gustó el ritmo de entrenamientos, han sido muy buenos. Ahora nos iremos a China unos días.

¿Algunos le recuerdan de jugador?

No me han dicho nada, son jóvenes, no sé si se acuerdan… Mejor que no lo hagan (bromea).

¿Un jugador de Primera ha hecho ya méritos suficientes para ser entrenador?

Creo que no. No hay debate. El hecho de ser profesional te da herramientas, eso es cierto, pero no te da libertad para ser técnico. Eso son más cosas. ¿Si no has sido jugador te prohíbe ser entrenador? Tampoco. Pero a nivel de vestuario o de experiencias vividas sí te da un punto muy importante. Pero el exjugador se tiene que formar tanto o más, debe tener una idea, debe saber organizarse, transmitirla… Es una tarea fascinante. No todos los jugadores sirven para ser entrenadores.

¿Y cómo fue su formación?

Cuando era futbolista sabía que me apasionaría más entrenar que jugar. Lo he disfrutado muchísimo en Tercera Catalana. Intenté aprender de mis entrenadores. Siempre digo que Mendilibar y Valverde me marcaron, pero de todos aprendí. Del primero me gusta su gestión y su forma de jugar. Con el segundo di el salto como futbolista. Pero tuve a Lotina, Tintín, Ramon Moya… Luego ha aprendido en el curso y en la radio.

¿Se puede aprender del periodismo?

Del periodismo también, sí. Fue algo que le dije a los chicos, que de todo se aprende. Ellos deben ser esponjas.

¿Y de Rubi?

Rubi me marcó, es el técnico que vi que controlaba más las situaciones. Todo estaba al detalle, organizaba unos ejercicios de una complejidad tremenda y me llamó la atención. Recuerdo un día, en un partido de playoff, que lo vi con el portátil bajando al lavabo… Pensé, este tío no para. Luego, te lo expone con mucha pedagogía. Estoy ilusionado. Espero que la gente tenga paciencia.

Al haber sido futbolista, se puede meter en la piel de los juveniles. ¿Cómo se vive el fútbol a esa edad?

Es una tema muy complicado. Tu cabeza no tiene 30 años, está en muchos sitios, ahora incluso es peor con redes sociales, representantes… Hay muchos factores externos que distorsionan. Además, en juvenil se mezclan generaciones, y te crees que compites con el de al lado antes que competir con el rival. La mentalidad es lo que te hace estar o no estar. Las ganas, el hambre, el equilibrio… Esa es la clave. Pero en nuestra época la etapa de juvenil era corta. Ahora se respetan más las edades, y quizás antes éramos más maduros.

¿Cómo ha visto el club?

Vi un poco envejecida la Ciudad Deportiva. Yo la inauguré: el primer partido lo jugamos con el Espanyol B con Ramon Moya de técnico en 2001. El otro día hablaba con gente del club y creo que debemos cuidar bien Sant Adrià, yo viví aquella época en la que estábamos desperdigados por muchos campos y aquello fue duro. Creo que el Espanyol debe asentarse en su fútbol base. Todas las ventas que se han hecho desde mi época… Al final la inversión es válida.

¿Cree en un Espanyol cien por cien cantera?

Siempre he visto una plantilla con una mezcla de cantera, dos o tres jugadores diferenciadores y luego tres o cuatro veteranos que sumen o canteranos que vuelvan. La cantera siempre da un punto más de implicación, sobre todo cuando las cosas van mal.