Fernando Torres e Iniesta, dos caminos paralelos

Como trazados con escuadra y cartabón, los caminos de Fernando Torres y Andrés Iniesta van parejos. Se unieron para siempre en Las Rozas, en aquella habitación que compartían cuando, siendo niños, acudían las primeras veces a la llamada de las categorías inferiores de la Selección. Un camino que les llevó a ser mitos de sus clubes, de marcar los dos goles más importantes de la historia reciente de La Roja, despedirse el mismo día de la Liga y tener como destino el mismo país a partir de ahora, Japón.

"Yo tuve la suerte de debutar con 15 años en la Sub-16 con Andrés, que era mi compañero de habitación, Iniesta. Es una historia muy bonita porque tiene un gran final", reconocía el propio Fernando, en la rueda de Prensa en la que, el pasado 9 de abril, anunciaba que se iría del Atleti. Aún sin destino, aún sin club, pero ahí ya estaba ese nombre que liga, Andrés Iniesta. Si Fernando fue el que logró el gol de la Eurocopa de Viena, ese que abrió la puerta a toda la gloria que vendría después, Iniesta hizo el gol de Sudáfrica, el que cosía en La Roja la estrella de campeona del mundo.

Y juntos seguirían caminando a la par hasta volver a coincidir al final de esta temporada. Torres anunciaba que se iba del Atlético, Iniesta también, del Barça. El 24 de mayo le ponía nombre a su destino, el Vissel Kobe, Prefectura de Hyogo, Japón. Casi dos meses después Torres anunciaba que el suyo está a unos 600 kilómetros del de aquel chico con el que compartía habitación y sueños con 15 años: el Sagan Tosu, Prefectura de Saga, Japón. De LaLiga se habían despedido el mismo día, el 20 de mayo, con dos horas de diferencia. Uno ante el Eibar, otro ante la Real Sociedad, ambos emocionantes, para la historia. Origato. Infinito.