Florentino ya sabe qué perfil funciona... aunque no le guste
Hasta 19 de sus 23 títulos llegaron con técnicos de corte dialogante: Del Bosque, Ancelotti y Zidane. Pero suele apostar por perfiles más duros, sin resultados.
Uno de los periodistas congregados en la sala de prensa de Valdebebas el pasado jueves, durante la rueda de prensa en la que Zidane se despidió como técnico del Madrid, intentó sin éxito que Florentino Pérez diese alguna pista sobre su siguiente paso en materia de banquillo. "En estas 10-12 horas que han pasado desde que Zidane le comunicó la noticia, ¿le ha dado tiempo a tener claro qué perfil quiere? Evidentemente no le pido nombres, pero ¿qué perfil quiere para sustituir a Zidane?", preguntó nuestro compañero Mario Torrejón de la Cadena SER, a lo que Florentino contestó: "Las preguntas, para Zidane. A partir de ahora comenzará otra etapa y ya tendré yo ocasión de hablar con vosotros".
No quiso mojarse el presidente del Real Madrid sobre qué corte de entrenador busca, aunque tampoco debería albergar dudas al respecto. Su trayectoria en el Real Madrid, que se extiende ya durante casi 15 temporadas (la 2005-2006 no la completó) en dos etapas (2000-2006 y 2009-actualidad), muestra que son los entrenadores de perfil dialogante y con mano izquierda, que podrían hasta ser calificados de "blandos" peyorativamente, los que le han traído al dirigente blanco las mayores alegrías.
Tres nombres se imponen en este perfil, acompañados de una estadística demoledora: Del Bosque, Ancelotti y Zidane fueron los responsables de 19 de los 23 títulos que el Madrid ha levantado durante la presidencia de Florentino Pérez. Seis le corresponden a Del Bosque, cuatro a Ancelotti y nueve al francés, el más exitoso de todos, incluidas tres Champions consecutivas. Son además, los tres técnicos con los que el presidente ha logrado Copas de Europa, su competición predilecta con mucho margen: ha ganado más (5) que Ligas (4).
En el apartado de entrenadores duros podrían entrar Camacho, Benítez y, sobre todo, Mourinho, el único de este corte con títulos: una Liga, una Copa y una Supercopa de España en tres años. Son seis de los once entrenadores que ha tenido Florentino; quedan en el tintero Pellegrini (parecido a Del Bosque o Zidane, firmó una Liga brillante de 96 puntos, pero fue segundo ante el Barcelona de Guardiola), Queiroz (sin definición clara; su Madrid cumplió con las expectativas hasta el tramo final de la 2003-04, cuando se hundió. Ganó una Supercopa de España), y tres remiendos tras destituciones en medio de una temporada: García Remón, López Caro y Luxemburgo.
El debate ofrece un resultado claro: 19 títulos con entrenadores de perfil tranquilo y tres con técnicos más intentos y tácticos. Curiosamente, lo mismo ha sucedido en la sección de baloncesto: se pasó de cero títulos en dos años con Ettore Messina a 18 desde 2011 para Pablo Laso, que pueden ser 19 si el Madrid logra imponerse en el play-off de la ACB. Y, sin embargo, Florentino ha demostrado predilección clara por el segundo grupo, pese a haberse demostrado que es mucho menos productivo para el Madrid que el primero.
En su primera etapa cambió a Del Bosque, que había ganado siete títulos para el Madrid en tres años y medio (su primera Champions, con Lorenzo Sanz) por Queiroz, argumentando una supuesta necesidad de crear un nuevo proyecto. El tiro salió mal: sólo una Supercopa de España en las tres temporadas siguientes. Una de esas campañas la inició Camacho, pero apenas duró unas semanas; dimitió tras una derrota en casa del Espanyol, incapaz de dominar a un grupo privilegiado por el club. El propio Florentino admitiría más tarde que había "malcríado" a los llamados Galácticos, a los que quiso meter en cintura con un entrenador temperamental como Camacho. Tampoco funcionó.
Ya en su segunda etapa, consintió a Valdano elegir a su primer técnico, que iba a ser Wenger pero, ante la negativa del francés, terminó siendo Pellegrini. El chileno acabó el curso sin títulos pese a la gran inversión realizada y, tras ser despedido, aireó sin miedo el poco apoyo que sintió por parte de Florentino; de hecho, se sabía despedido desde el 4-0 en Alcorcón y luego se supo que Mourinho había firmado con el Madrid mientras todavía era técnico del Inter y con Pellegrini aún con opciones de ganar la Liga, que finalmente fue para el Barcelona.
Mourinho fue el entrenador al que Florentino ha apoyado de forma más vehemente, saliéndose incluso del perfil discreto y sin estridencias que suele protagonizar para defender al portugués en ciertos episodios, como aquella pelea con Tito Vilanova en la que le metió al entonces segundo de Guardiola un dedo en el ojo. Deportivamente, Mou alcanzó logros estimables (la Liga de los 100 puntos y 121 goles; tres semifinales de Champions consecutivas en un equipo que venía cayendo en octavos durante las pasadas seis temporadas), pero la sensación general fue de tarea inacabada dada la gran inversión y todo el poder que el club le dio. Además, dejó una fractura en el vestuario y entre la afición que, años después, acabaría por generar pitos constantes a Iker Casillas, con el que el enfrentamiento fue más abierto y encarnizado.
Tras la marcha de Mourinho llegó Ancelotti, que ganó cuatro títulos en dos años, incluida la Champions League de Lisboa, la Décima, pero el mal final de curso en la 2014-15 acabó con el italiano, pese a que la afición estaba con él y a que había llevado al equipo a jugar de un modo alabado ampliamente por prensa y público. Primero se sopesó forzar al italiano con la imposición de un nuevo preparador físico por el desacuerdo que existía en la directiva con su política de rotaciones y con las lesiones que sufrió el Madrid aquel año. Finalmente fue despedido, con Florentino de nuevo argumentando un necesario "nuevo impulso", pero deshaciéndose al ser preguntado sobre qué le faltaba a Ancelotti para seguir en el cargo: "No lo sé", respondió, lacónico.
De nuevo apostó por el perfil duro, Benítez, un entrenador defensivo y táctico, demasiado intenso para un vestuario que prefiere pocas indicaciones y libertad para expresar su talento sobre el campo. El resultado fue palmario: ni medio año duró Benítez, al que Florentino sustituyó con Zidane, que ya había formado parte del cuerpo técnico de Ancelotti en la 2013-14, la temporada de la Décima y la Copa del Rey en Valencia ante el Barcelona. El francés, cuestionado en sus inicios por su inexperiencia, volvió a demostrar que el timón del vestuario blanco se gobierna mejor con mano izquierda. Tras su marcha, Florentino vuelve a tener dudas: ¿un Del Bosque, Zidane o Ancelotti o un Mourinho, Benítez o Camacho? Si las vitrinas hablasen, lo tendrían claro.