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REAL MADRID

A Zidane le sobran los motivos: Florentino, ultimátum de Bale...

A Zidane le sobran los motivos: Florentino, ultimátum de Bale...
Gonzalo Arroyo MorenoGetty Images

Zinedine Zidane ha dejado de ser entrenador del Real Madrid por sorpresa, pese a tener contrato hasta 2020 y después de ganar su tercera Champions seguida. El técnico francés ha vivido una temporada con muchos altibajos en la que, aunque ha acabado de forma feliz para su equipo, ha ido acumulando motivos de más o menos calado para decidir finalmente dar este paso. Unos han sido deportivos (eliminación de Copa, bajón en Liga..) y otros, laborales (confianza del club, planificación de fichajes sin contar con él…) Analizamos algunas de las razones que han podido desgastarle tras dos años y medio al frente del equipo:

Objetivos cumplidos: tres Champions en tres años

El técnico ha ganado nueve títulos en dos años y medio en el Madrid y considera que para mantener al equipo en este nivel hacen falta nuevas instrucciones, otras motivaciones, una nueva dirección y, por qué no, también otros jugadores. Sabe que es muy complicado repetir un mensaje durante tanto tiempo con éxito como hace, por ejemplo, Simeone (con otros objetivos). Ha preferido irse en lo más alto, como hacen pocos (Guardiola hizo lo mismo), siendo capaz de ganar una Liga (que él es lo que más valora) en mitad del dominio nacional del Barça, de no perder ni una eliminatoria en Europa y conquistando dos Mundiales de Clubes. Pocos entrenadores se han ido aplaudidos de la sala de prensa de Valdebebas. Sabía que era el momento para salir alabado, con la satisfacción del deber cumplido, y mantener intacta su gran imagen. Sabía que su salida podría haber sido bien distinta, incluso en cuestión de meses, porque el fútbol es así de volátil y no suele tener memoria. Pregunten a Ancelotti.

Síntomas de desgaste en la plantilla en Liga y Copa

La eliminación en Copa a manos del Leganés, como el propio Zidane ha reconocido, fue un momento decisivo para comprobar que la marcha en Liga (acabó a 17 puntos del Barça) no fue una casualidad. Ese día, en el que dejó a varios titulares en la grada y a otros en el banquillo por confianza en los demás, el equipo no dio la talla, ratificando que los empates ante el Fuenlabrada o Numancia no habían sido anecdóticos sino síntomas reales de un problema. Zidane vio entonces que había cierta relajación y que su filosofía ya no calaba tanto. Los titulares comenzaron a sentirse indiscutibles y la mayoría de los suplentes no estaban dando el nivel que solía mostrar la Segunda Unidad. En vez de explotar, poner malas caras o generar tensiones y gobernar con castigos, Zidane puso buena cara, pidió unidad centró el foco en la Champions y consensuó con las figuras reservarse para la gran batalla. Una vez conseguida, comunicó una decisión que ya tenía madurada y que supo esconder como hacía con el balón.

'Amenazas' y futuro de las estrellas

Cristiano y Bale soltaron dos mensajes en Kiev en forma de ultimátum nada más acabar la final de la Champions. Pero a Zidane, de salida, no le sorprendieron estas amenazas. Uno porque no se siente respaldado y suficientemente valorado, y el otro por sus suplencias en días claves. El técnico estaba al corriente de ambas posturas tras escuchar varias declaraciones del portugués y después de ver la cara del galés en varios partidos. De las dos actitudes la que más le preocupaba de cara al futuro era la de Bale, al que jamás defendió como a los otras dos patas de la BBC. La de Cristiano la entendía como estrategia en una negociación. Bale es uno de los pilares del proyecto para Florentino y Zidane no quería soportar la presión de tener que ponerle de titular cuando el delantero diga, como ha hecho, o como el presidente desearía.

Planes independientes de Florentino

La actitud del presidente ha sido también decisiva, por muy buena relación que mantenga con Zidane y confianza que haya demostrado en su trabajo. Ha habido decisiones convulsas. El ‘Caso Kepa’ fue otro de los motivos por los que el entrenador acabó convenciéndose de que mientras el abogaba por la unión, la continuidad y la templanza, se avecinaban problemas por la planificación que Florentino Pérez estaba configurando sin contar con su aprobación. Kepa estuvo a punto de ser jugador del Madrid a mitad de esta temporada. Eso obligó a Zidane a defender a Keylor Navas públicamente una y otra vez (“es mi portero”) para frenarlo, algo que no gustó en la sala noble del Bernabéu. El fichaje se frustró por su valentía, pero ese debate dejó huella. Zidane volvió a repetir su actitud cuando hubo debate con Benzema y comenzaron a filtrarse nombres de delanteros (sobre todo Lewandowski). Por último, unas declaraciones del presidente dejando caer que Neymar siempre es un jugador que interesa, no sólo enfadó a Cristiano. Zidane fue tajante con un mensaje directo: “Yo no lo he pedido”. Este verano había que tomar decisiones cruciales con formas de pensar distintas en el palco y el banquillo y Zizou no ha querido que las relaciones se deterioraran más. Lo le va lo del conflicto.

Motivos personales

A Zidane tampoco le gustó que a mitad de temporada, cuando todo pintaba mal para el Real Madrid mientras el Barça volaba, salieran nombres de futuros entrenadores del Real Madrid en los medios, siendo Löw y Pochettino los más repetidos de todos ellos. Ahí comprobó Zidane que después de todo lo que había conseguido en tan poco tiempo, su cargo dependía de un simple resultado: el de la Champions. No se sintió valorado en los despachos como sí lo era en el vestuario. Eso pudo generarle un estrés y una desilusión que le ha animado a querer tener un parón en su carrera. De hecho, ha confirmado que no va a entrenar a ningún club o selección durante la próxima temporada. No se descarta que su futuro apunte a la selección de Francia, dependiendo de lo que pase en el Mundial de Rusia, pero nunca defendería a su país en este curso. Este trabajo le motiva. Entre otras cosas porque Francia entera le quiere, porque a nivel de selección aún tiene todo por conquistar, porque podrá mandar a su antojo y porque los ritmos son bien diferentes a los de un club, por mucho que la responsabilidad sea parecida.

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