Lucas: “Jugar contra el Marsella es especial, yo nací allí...”
Lucas nació en 1996 en Marsella, la ciudad de su equipo en Francia, su rival en Lyon. Con Filipe lesionado, él ha cubierto ese puesto: el de Theo si se hubiese quedado. Él le aconsejó no irse. Lo cuenta...
¿Quería al Marsella en la final?
Claro. Marsella es mi ciudad. Nací allí, aunque viví poco, a los cuatro años me vine a España, pero lo sigo de siempre, y es muy bonito y especial para mí.
¿Hace mucha vida en Francia?
No. Toda mi vida he estado en España y la única vida allá son las vacaciones.
¿Sigue mucho el fútbol francés?
Me gusta su liga, pero sinceramente no lo sigo a fondo.
Lleva toda la vida en España, pero ha jugado con Francia Sub-21, ha debutado con la absoluta... ¿Esta final puede presentarle ante su país?
Allí en Francia no me conocen como aquí. También porque no se sigue tanto LaLiga. Puede ser, sí, que de la final para delante mi nombre suene más en Francia y sea más conocido.
¿Se imaginó alguna vez siendo algo que no fuera futbolista?
(Ríe) Ahí me has pillado, eh... Esta pregunta no la esperaba. Desde pequeño soñé con ser futbolista y, por fortuna, lo logré.
¿En su casa resistían enteros los jarrones?
No. Entre mi hermano y yo teníamos a la pobre de mi madre tirándose de los pelos cada día.
¿Quién de los dos ganaba?
El mayor. El mayor siempre. El mayor manda en casa (ríe).
¿Recuerda la primera vez que le llamó Simeone?
Sí. Perfectamente. Un día que me entrené con ellos y a raíz de eso seguí.
¿Qué le dijo el día que debutó, Hospitalet, 2013?
“Lucas, sal y juega como lo haces en el filial”. Y así lo hice. Salí y jugué como si estuviera en el B y no en el primer equipo.
Poco después era una sorpresa en Copa ante el Madrid, en octavos. Salió para cubrir a Bale. ¿Cómo se hace eso siendo un chaval de la cantera?
Con la cabeza muy fría. Todo el mundo me decía: “Joe, ¿cómo vas a jugar contra el Madrid? No estás preparado”. Pero yo pensaba: “No voy a hacer caso, haré mi partido y que sea lo que Dios quiera”. Y había quien comentaba: “¿Cómo vas a jugar con el Atleti, con el primer equipo?”. Y yo ni lo pensaba. Sólo cuando acababa el partido era consciente: el-pri-mer-e-qui-po.
¿Quién tiene la camiseta de su debut con el Atleti?
Mi abuelo. Me la pidió y es suya. Todas las de mis debuts lo son, en su pequeño museo.
¿La camiseta de Lyon, si gana, será para su abuelo?
Sí. Tiene su museo en Montpellier y si gano será para él.
Y confiese: ¿ya tiene el sitio guardado?
¡Eso no lo sé! Pero sí, yo creo que sí...
¿Cuál es su mejor virtud?
Que nunca bajo los brazos. Soy un luchador, un ganador nato, sobre todo eso.
Y que tiene una velocidad... Que le pregunten a Borja Valle.
(Ríe) Me dije en esa jugada del partido ante el Depor: “Tengo que sacar ese balón como sea”. Y salió bien. A veces voy con el balón y digo: “Hasta donde me dejen”. Y tiro, tiro. Es una virtud, pero trabajada.
¿Qué es para ustedes Lyon?
La eliminación de la Champions fue dura, pero somos el Atleti y cuando nos dan un palo nos levantamos. Tenemos la oportunidad de jugar una final europea y ganarla, porque las finales se ganan, no se juegan.
¿Qué teme del Marsella?
Es un grupo que compite mucho. No será fácil.
Esta final llega cuando usted es un jugador importante...
Sí. Es la segunda como profesional. Espero jugar el partido entero, pero decide el míster.
¿Dónde vio la de Hamburgo?
Recuerdo la de Bucarest...
Cuente, cuente.
La vi con mis compañeros del Juvenil, que hicimos cena de equipo y cuando ganamos nos fuimos todos a Neptuno. La del Fulham no me acuerdo de nada. Yo era un chavalín...
Y ahora usted puede llevar a la afición a Neptuno...
(Ríe) ¡Cómo iba a imaginar eso! Que el día de mañana iba a estar yo allá arriba y la gente abajo. Si ocurriera estaría muy feliz, muy emocionado.
Es el séptimo jugador con más minutos en la plantilla este año, pero no en su puesto, sino como lateral izquierdo...
Mi posición es central, la que más me gusta, pero puedo jugar de lateral y, si el míster me pone ahí, yo a aprender lo máximo.
¿En qué son diferentes?
De lateral tienes muchísimo más recorrido. Tus esfuerzos son mucho mayores. Subir, bajar, ser más agresivo. Ser central tiene mucho más impacto. Saltos de cabeza, despejes...
¿Siempre fue central?
Sí. Siempre, siempre.
¿Es consciente que, donde usted juega, lo haría su hermano Theo si se hubiese quedado?
Sí. Claro. Yo le invité a que se quedase en el Atleti, pero tomó su camino. Sabía que a la gente no le iba a gustar, pero él lleva su vida y yo la mía.
¿Se lo recuerda alguna vez?
No lo hablamos. Yo le aconsejé quedarse, que sólo estaba Filipe y, en cualquier momento, podía jugar. Él decidió ir al Madrid, es feliz y le deseo lo mejor.
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