Ganar fuera en 2018, asignatura pendiente para el Girona

El Girona visita mañana al Villarreal con el objetivo de seguir haciendo méritos para jugar en Europa la próxima temporada. El conjunto amarillo ocupa actualmente la sexta plaza en la clasificación de Primera y solo tiene cuatro puntos de ventaja respecto a los gerundenses. Los de Machín quieren sumar un triunfo que les acerque a un rival directo y les permita asaltar una séptima plaza que saborearon durante unas horas tras vencer al Celta. Eso sí, para ello deberán aprobar una asignatura pendiente que tienen este 2018: ganar a domicilio.

En el arranque del año, el Girona no ha tenido rivales fáciles lejos de Montilivi y le está costando mantener el ritmo que está mostrando ante su afición. En lo que se lleva de 2018 únicamente ha logrado sumar dos puntos de 15 posibles tras empatar ante Atlético de Madrid y Málaga. Eso sí, no lo ha tenido sencillo porque en el resto de encuentros ha visitado a equipos que están ocupando puestos de Champions y Europa League, como Valencia

(2-1), Sevilla (1-0) y Barcelona (6-1). Mañana, ante el Villarreal, vuelve a enfrentarse a un equipo que tiene como objetivo jugar en Europa el próximo curso y deberá cambiar la racha y estrenar su casillero de victorias a domicilio este año. Europa lo exige y más teniendo en cuenta que tras visitar el Estadio de la Cerámica, el próximo desplazamiento es al Santiago Bernabéu.

La última visita a Vila-real: goleada y adiós al ascenso directo

Los números del Girona ante el Villarreal a domicilio no son excesivamente malos, dos victorias y dos empates, pero es cierto que la última vez que el conjunto gerundense jugó en El Madrigal dejó malas sensaciones y no se tienen buenos recuerdos de aquel encuentro. Fue en la temporada 2012-13, con ambos conjuntos en Segunda A, y era la jornada 39 de Liga. Tanto Villarreal como Girona estaban inmersos en la lucha por el ascenso directo a Primera y el conjunto amarilla le endosó una goleada (4-1) que acabaría siendo definitiva para que los rojiblancos no lograran el objetivo. El Girona, por aquel entonces, estaba entrenado por Rubi y se vio obligado a disputar el playoff de ascenso. Llegó a la final, pero el Almería le arrebató el sueño.