Espanyol de nieve y fuego

La temporada 2017-18 quedará seguramente en el imaginario colectivo del Espanyol como la del ‘matagigantes’. El curso en el que, 37 años después, volvieron los pericos a derrotar de una tacada a Barcelona (1-0, en la Copa del Rey), Real Madrid (1-0, el pasado martes) y Atlético de Madrid (igualmente 1-0, en la anterior victoria liguera en casa hasta la de esta pasada jornada). Pero en las manos de la plantilla y el cuerpo técnico está más que nunca la posibilidad de que no se recuerde también como la campaña más bipolar del Espanyol.

Las hazañas ante los tres principales equipos históricos de LaLiga quedan, por ahora, ensombrecidas por la producción del conjunto en el resto de partidos. En los enfrentamientos contra los rivales de su propio nivel e incluso ante quienes están sufriendo en la zona baja de la clasificación. Y eso es lo que, lejos de alargar la satisfacción del aficionado, le está doblando el enfado. El equipo que doblegó al Madrid el martes en Cornellà, con un completísimo partido ante el vigente campeón de Europa, era prácticamente el mismo que venía de provocar el sonrojo cuatro días antes ante el Deportivo, en Riazor. Y, por supuesto, el que llevaba siete jornadas sin ganar. No lo hizo ante adversarios más asequibles y sí lo logró, sin embargo, ante los blancos.

¿Cómo es posible que sea capaz el Espanyol de rematar siete veces a puerta, cinco fuera y una al poste frente al Real Madrid cuando en las siete jornadas anteriores promedió 2’1 entre los tres palos, 4’8 fuera y 0’2 al palo? Las causas más evidentes son dos. Por un lado, el sistema de juego: los pericos se bloquean ante rivales que les ceden el balón y se cierran, y en cambio se sienten cómodos ordenados atrás y con espacios arriba. Por otro, son capaces de responder a la motivación de grandes partidos, pero no ante los compromisos cotidianos... Que, en una Liga, son la mayoría.

Con todo, el Levante supondrá el termómetro de un Espanyol de nuevo más cerca de Europa que del descenso.

Una trayectoria opuesta a la del curso pasado

Uno de los hechos más inexplicables del Espanyol de Quique Sánchez Flores en su segundo año como técnico perico, y más teniendo en cuenta que se mantiene el grueso de la plantilla, es cómo ha cambiado la tendencia de sus resultados. En la temporada 2016-17, era casi matemático: ganaban a los rivales de debajo y perdían ante los que estaban por encima. Ahora, todo eso se ha invertido.

Al final de la campaña pasada, el Espanyol consiguió 48 de sus 56 puntos, la inmensa mayoría, ante los diez equipos con menor presupuesto de Primera, mientras que solo sumó ocho ante los diez más poderosos: tres contra el Sevilla y uno ante Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, Villarreal, Celta y Real Sociedad. Actualmente, sin embargo, ya lleva sumados 15 de sus 31 totales frente a esos mismos diez equipos con más dinero: cuatro le ha sacado al Celta, tres al Atlético y al Real Madrid, y uno a Barcelona, Sevilla, Athletic, Villarreal y Real Sociedad.

Y eso que ni LaLiga ha terminado ni cuenta el derbi de Copa, en el que derrotaron al Barcelona.