FÚTBOL BASE

La letra pequeña del fútbol base

Nacho Orteu (17) lleva varios meses sin jugar porque el CE Mataró no le da la baja. Las normativas han cambiado y los clubes pueden atar a sus jugadores hasta tres años.

GORKA LEIZA

De infantil, Nacho Orteu (2000) disfrutaba jugando al fútbol con el Espanyol. Al año siguiente, se marchó a la Damm, pero una rotura del tendón de Aquiles le hizo pasar un calvario. Falto de ritmo para jugar en División de Honor, cuando acabó esa etapa se fue al CE Mataró, donde empezó a recuperar su nivel. Lo que iba a ser una cesión se convirtió en un fichaje, a petición del propio club del Maresme. Así pues, Orteu se quedó en su primer año de juvenil, militando en el equipo B de Preferente, y firmó una licencia federativa. Su padre estampó la rúbrica sin leer la letra pequeña, como un “acto de buena fe”, protocolario, lo que llevaba haciendo desde que su hijo empezó a darle patadas a un balón. "De palabra, nos dijeron que podría irse a la próxima temporada", dice el padre. Pero al final esa firma le ha hecho permanecer varios meses sin jugar… Y lo que queda de temporada si no hay un cambio brusco por parte del Mataró o del propio menor.

A mitad de la temporada 2016-17, varios jugadores del club del Maresme, descontentos por la situación deportiva, decidieron que se irían en junio, una vez acabase el curso. Orteu recibió ofertas del Badalona, el Sabadell o el Llagostera, pero se topó de bruces con la política del club. “Si no es Barça, Espanyol, Damm o Cornellà, no os dejamos ir”, explica la familia Orteu. Y el club tenía la sartén por el mango. La letra pequeña de la licencia federativa del joven le mantenía ligado al equipo dos temporadas. De los siete que quisieron abandonar esa plantilla en verano, seis de ellos se quedaron, y ahora pelean por regresar a la Liga Nacional. Orteu se negó a jugar. No le quisieron dar la baja.

Fran Seijo, presidente desde hace cuatro años del CE Mataró, tiene su punto de vista. “Se confió en él como futbolista, pero quería jugar en Nacional y subir de categoría. Creo que el club le importaba poco, lo que él quería era la categoría. Cuando el de Nacional baja, hay una serie de jugadores que se querían ir. No se le dio la baja a ninguno de los siete. Los otros seis lo comprendieron y ahora van segundos en su Liga. Y están contentos. Menos él. Si damos la baja a uno hay que dársela a todos”, valoró.

La situación de Orteu no es la única en el fútbol catalán. Según la Federació Catalana de Futbol, al año hay entre 70 u 80 casos que el Departamento de Mediación debe intentar solventar entre club y jugador, algunos de ellos como el expuesto, otros sobre distintos litigios. Javier Latorre, quien dirige este área, tiene claro que “hay que prestar atención al firmar. Hay clubes que solo aceptan licencias de tres años, pero nadie te obliga a que firmes eso. Hay más clubes adónde ir”. Este tipo de medidas, que imperan en el resto de federaciones españolas, responden al artículo 19 del reglamento de la FIFA. “Hace referencia al tráfico de niños con el objetivo de potenciar las canteras. ¿Dónde está mi derecho y el de los demás? Nos llevamos los niños a otro club si las cosas van mal, y quien lo sufre es el equipo, que queda excluido. ¿Y qué pasa con los otros compañeros?”, destaca, intentado dar luz a cómo están las leyes. Sobre este aspecto, Seijo dice que “por defecto son tres años y les informamos”. Orteu niega que le informaran.

En la delegación de la FCF del Maresme reconocen que existen casos como el expuesto, al igual que en Tarragona, donde la competitividad de jugadores y de clubes en ocasiones genera situaciones de conflicto. Hay más vías que el Departamento de Mediación. “Si no llegan a un acuerdo, hay otra opción, que es el Comité Jurisdiccional. Hay tres abogados que lo que hacen es aplicar las normas. Incluso el Tribunal Català de l’Esport”, expone Latorre, quien además explica uno de los artículos de este último tribunal. “La ley no articula ningún sistema por el que ‘a capricho’ se puedan dejar los compromisos adquiridos. Dentro del efecto formativo, el respeto a los compañeros del equipo y el cumplimiento de los acuerdos que han establecido debe prevalecer. Sería inviable cualquier organización deportiva si todo queda al arbitrio del jugador por no haber sido titular en un partido, por ejemplo”, cerró.

¿Debe la normativa proteger a los clubes o liberar a los menores de edad? “Este debate es común, a veces aparece. Hay menores que han ido al Síndic de Greugues o al Defensor del Pueblo. El asunto siempre es el mismo y valen las normativas federativas, pero se exige que haya una información de cuáles son las consecuencias. Hay que tener claro que se firma. Unos deben comunicarlo y otros están pendientes”, sentenció Latorre.

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