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LA INTRAHISTORIA

Maradona ha colocado en el mapa al Al Fujairah de Segunda

“Diego habla cinco minutos y todo está hecho”, dice Héctor Enrique, segundo entrenador del Al Fujairah y que nos hace de anfitrión.

Actualizado a
MARADONA DANDO UNA CHARLA A LOS JUGADORES DEL AL FUJAIRAH.
JAVIER GANDULDIARIO AS

Son las 17:30 y el sol está a punto de ponerse en la ciudad emirato de Fujairah. En los campos de entrenamiento del club de la ciudad ya hay una veintena de jugadores que realizan ejercicios de calentamiento. El segundo entrenador, Héctor Enrique, ex de River y Lanús y campeón del mundo en el 86 con Argentina, lo supervisa todo. Desde los minaretes de las mezquitas empiezan a llamar a la oración. Ni hecho a propósito. No puede haber un momento más mágico para que aparezca Maradona. Baja del coche con una gafas de sol de espejo. Con cierta dificultad de movimiento. Parece enojado. Es su carácter… “Salvo cuando entra al vestuario o salta a la cancha”, nos dicen. Y parece ser verdad, porque un par de mates en el vestuario y un entrenamiento después, se le ve de un gran humor.

El Al Fujairah es un equipo de Segunda al que Maradona ha colocado en el mapa. Ahora marcha líder en la tabla. Diego falta a algún entrenamiento cuando tiene compromisos internacionales, pero ver la admiración que le profesan los jugadores deja intuir que con un par de ratos es suficiente. Y más después de ver su charla motivacional en el inicio de la sesión: “¡Nos están esperando con las uñas largas! ¡Nadie nos regala nada!”, grita a tope.

“Diego habla cinco minutos y todo está hecho”, dice Héctor Enrique, que nos hace de anfitrión. Él y Diego ya tuvieron una experiencia emiratí en el Al Wasl, e incluso en la selección Argentina en el año 2010. “La gente no conoce a Maradona. Es una gran persona. Cuando uno lo cuenta parece increíble, pero en el Mundial del 86 yo no tenía botas de fútbol para jugar. Acababa de salir campeón con River y el público entra y te saca todo, te quedas en calzoncillos. Y pensé que en la selección me darían unos… O un par. ¡Pues no había botines!”. Y antes de que empezara el Mundial le digo a Maradona: “No tengo botines”. ¡Cómo! Y me los consiguió. Y jugué el Mundial con ellos. Los tengo guardados como un tesoro. Así es Maradona. Se preocupa por los demás...”.