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ESPANYOL-GIRONA

Cornellà explota: “Quique, vete ya”

El presidente se quitaba las gafas en el minuto 7 de partido, confuso si estaba viendo aquel Espanyol de Galca o era el de su proyecto con Quique.

BarcelonaActualizado a
Chen, en el palco.
GORKA LEIZA

La primera vez. Corría el minuto 80 de partido, el Espanyol no era capaz de derribar la defensa del Girona y la Curva se arrancó por primera vez. “Quique, vete ya”. El estadio secundó el cántico, hastiado por una nueva derrota de su equipo, ésta ante el Girona, el club que amenaza tu hegemonía. “Hasta los huevos”, “queremos 11 Stuanis” o “directiva dimisión”... Y Chen, que aterrizó por la mañana, en el palco. Al Espanyol le espera una semana ardiente, dos años después de que, por estas fechas, Sergio González fuese despedido y a un mes de que el presidente cumpla dos años como propietario del club.

Decepción. “Si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre obtendrás lo que siempre has obtenido”. Es cierto que vivimos en la era de las frases hechas, que parecen mandamientos de una Sagrada Escritura. No todo es tan simple para condensarse en diez palabras, pero las ideas se le empiezan a agotar al Espanyol que plantea Quique, en fondo y forma, con un once inmovilista, unos jugadores que no se encuentran y faltos de confianza. La grada se impacienta por la escasez de juego y de goles. El agua del jarro estaba más fría de lo que comentaba David López entre semana.

Sin excusas. Porque diez de los 11 jugadores del equipo titular del Girona ya estaban el año pasado en Segunda. No hay excusas que valgan: ni el árbitro, ni el presupuesto ni la mala suerte. Se vio a un equipo capaz de actuar en todos los momentos ante otro atenazado, nervioso y sin recursos. Y este último era el que tenía mejores jugadores. Machín ha configurado un equipo dinámico y colorido, mientras que Quique solo tiene una brocha y un color. ¡No son los jugadores, es el modelo!

La puntería. Negra, como fue la primera parte. El Girona se posicionó mejor y el Espanyol solo encontró profundidad en la sociedad Hermoso-Piatti-Gerard. Ante la falta de juego interior, pase largo. Las ocasiones de la segunda parte no deben llevar a engaño. El Girona dio un paso atrás y el equipo perico ganó posesión y un ápice de descaro con Granero y Hernán. Pero siguieron los blanquiazules sin encontrar los caminos del gol.

La grada. El despropósito del verde tenía también morbo por la presencia de Chen en una grada vacía, de lunes. El presidente se quitaba las gafas en el minuto 7 de partido, en una imagen pillada por las cámaras, confuso si estaba viendo aquel Espanyol de Galca o era el de su proyecto con Quique. Una noche negra en Cornellà-El Prat, cuyos espectadores silbaron al equipo, tuvieron que escuchar “que boti Montilivi” o “Independencia” en el minuto 17. El Girona politizó Cornellà y además se llevó tres puntos de oro, una puñalada en el hígado del Espanyol. Los pericos acabaron desorientados. Y la grada furiosa. No pinta bien. Ya no hay sensaciones para aferrarse.