“¡Volveremos en Primera!”
El Fuenlabrada soñó con un 'Fuenlabrazo'. 2.300 aficionados ‘kirikos’ viajaron para vibrar al máximo con los suyos en el Santiago Bernabéu.
El Fuenlabrada soñó durante 36 minutos con un Fuenlabrazo en Chamartín. La anterior salida copera del Fuenlabrada fue en Calahorra y viajó un autobús con medio centenar de kirikos, el nombre de guerra de los hinchas azulones, para animar a su equipo frente a 3.400 calagurritanos. Ayer, al Bernabéu, se desplazaron 2.300 en 22 autocares para ver al Fuenla batallar con el Real Madrid ante más de 47.000 madridistas. Dos meses y ocho días separan ambas imágenes y explican las dos realidades de un club del cinturón sur madrileño que sueña a lo grande y que amenazó con remontar la eliminatoria en Concha Espina.
Una tarde de frío y lluvia que no le restó efectivos a la caravana azulona. Del Fernando Torres al Bernabéu intentando sortear el tráfico pesado del centro al grito de “¡Sí se puede!”. Tampoco el 0-2 de la ida desanimaba. Para eso también tenían respuesta. “¡Uno a tres! ¡Uno a tres!”, cantaban. Camuflado en la comitiva, más de un madridista, como Ramón, con su bufanda del Real Madrid-Bayern.
Los autobuses iban vaciándose en el Paseo de la Castellana y había prisa. “Un selfie, un selfie para el Facebook, que esto es histórico...”, decía una aficionada, desesperada por agrupar a su rebaño de amigos. “¿Pero por qué puerta han salido?”.
Ya dentro del coliseo blanco, no tardaron en entrar en calor. Retumbó el Cuarto Anfiteatro de la grada visitante cuando Hugo Fraile estuvo a punto de hacer el 0-1 en el 4’ y aún más cuando el que sí acertó fue Luis Milla júnior, Millita. “He soñado que le meto uno al Madrid”, ha venido diciéndole al vestuario. Un canterano del Atlético y ex del Alcorcón, imposible aunar más malos presagios para el Madrid, que estuvo a punto de extender el Black Friday al martes...
Como David. Pero el Fuenlabrada perdonó y la cabeza de Borja Mayoral no. Fin a 36 minutos de ilusión. El gigante se impuso aunque los kirikos se sintieran por momentos como David y se dieran el gustazo de hacer dos goles en Chamartín. “¡Volveremos y será en Primera!”, decía alguno a la salida.
A ello se han puesto en su otra realidad, la durísima Segunda B. El club fuenlabreño comanda el Grupo I mientras le toca fajarse en campos como el del Cerceda, una localidad coruñesa (5.315 habitantes), que no llenaría medio fondo del Bernabéu. Es el camino de un Fuenla (1.500 abonados) que quiere más. Mucho más.
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