366 Historias del fútbol mundial | 25 de febrero

Guruceta se estrella con el coche cuando iba a arbitrar al Real Madrid (1987)

Ese día se iba a jugar un Osasuna-Real Madrid de Copa, y el árbitro designado era Emilio Carlos Guruceta Muro, que acudía desde Elche, donde tenía su domicilio. Le acompañaban sus dos linieres, Eduardo Vidal Torres y Antonio Covés Antón. Guruceta, nacido en San Sebastián en 1941, era el árbitro más célebre de la época y se trataba de un partido de cierta tensión, porque por aquellos años un sector del público de Pamplona se encendía mucho con las visitas del Madrid de la Quinta del Buitre. Claro que la mayor parte de su popularidad la había conseguido el árbitro guipuzcoano por la vía de grandes polémicas, como la que provocó cuando pitó un penalti a favor del Real Madrid fuera del área nada menos que en el Camp Nou o cuando expulsó a Rojo en el mismísimo San Mamés, donde era el gran ídolo local. Pero también es cierto que junto a eso tenía grandes condiciones para el arbitraje, por autoridad, conocimiento del juego y zancada, que le permitía seguir muy de cerca la jugada. Era la una y media de la tarde del mismo día del partido cuando el vehículo en que viajaban los tres, un BMW matrícula A-6530-AG, y que conducía el propio Guruceta, se estrelló contra la trasera del camión Ebro matrícula B-2085-AJ, que estaba detenido en el kilómetro 150 de la autopista A-2, Zaragoza-Barcelona. Se trataba de un camión utilizado para las obras de mantenimiento de la autopista. Estaba debidamente señalizado, según comentó la Guardia Civil después. Guruceta y Eduardo Vidal, que viajaba a su derecha, en el asiento delantero, resultaron muertos en el acto. Antonio Covés, que iba en el asiento de atrás, sufrió heridas de con sideración, de las que se repuso. Posteriormente declararía que el coche cogió un charco de agua, hizo aquaplaning, dio varios giros sobre sí mismo

y se fue a estrellar contra el camión detenido. «Yo me agaché, y creo que eso me salvó.» La noticia corrió rápidamente y fue conocida por el público a través de las radios y los telediarios. Curiosamente, el partido se jugó, con el cuerpo del árbitro aún caliente. La Federación no tuvo reflejos o no quiso suspenderlo, y se llamó a Donato Pes Pérez, domiciliado en Zaragoza, para arbitrarlo. Pes Pérez había sido de los primeros en enterarse de la noticia, por una emisora de Huesca, y llamó al presidente de los árbitros, José Plaza, para comunicárselo. Al no obtener de la Federación el aplazamiento y dado que Pes Pérez vivía a dos horas de autopista del lugar del partido, Plaza decidió designarle a él, y Pes Pérez accedió a arbitrarlo, aunque luego declaró que hubiera sido partidario de la suspensión. Zariquiegui, delegado de campo del Osasuna, había sido célebre árbitro pocos años antes, y justo él había hecho debutar como internacional a Guruceta, como juez de línea suyo en un partido de Copa de Europa en Cagliari. «Él nunca hubiera querido que suspendiéramos el encuentro», declaró entre lágrimas. El partido se jugó en un ambiente extraño primero pero tenso después, como ocurría con todas las visitas del Madrid a El Sadar, y acabaron ganándolo los blancos por 1-2, con tanto final de Hugo Sánchez.

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