QATAR 2022

Amnistía Internacional volverá para ver si existen cambios

Qatar asegura que ha aumentado el control sobre los contratistas, pero también se resiste a eliminar el Khafala, una polémica norma que hay sobre los trabajadors.

Doha

Hace seis meses que Amnistía Internacional (AI) publicó su último informe sobre Qatar, en el que denunciaba que “el país no está haciendo lo suficiente para atajar la explotación de los trabajadores extranjeros que permite su legislación laboral”. Según Wilfried Lemke, asesor especial de la ONU para el Deporte, las condiciones en el complejo de Al Wakrah, sobre el que ayer este periódico (entre otros de todo el mundo) publicó un reportaje, “demuestran que Qatar está dando pasos en el sentido correcto para mejorar la situación”.

Unos tres mil obreros norcoreanos trabajan en condiciones de esclavitud en las obras de Qatar sin recibir un sueldo a cambio, según un reportaje de The Guardian.

Aunque las agencias estatales de contratación de su país que los colocan en Qatar aseguran que parte de los salarios se envían a sus familias en Corea del Norte, las declaraciones de varios trabajadores indican otra cosa. Fuentes de la disidencia afirman que el régimen de Pyongyang se queda al menos con el 90% de lo que ganan. El diario británico menciona cuatro obras en el nuevo barrio de Ciudad Lusail (en el que una empresa alemana de capital español, Hochtief es el mayor contratista) en las que trabajan obreros norcoreanos. Pero no ha encontrado indicios de que estén implicados en la construcción de estadios para el Mundial.

En poco tiempo comprobará si el complejo de Al Wakrah es una excepción, algo artificial para salvar la imagen de Qatar, o es la prueba de que en el país han tomado nota de las denuncias y están dispuestos a mejorar las condiciones de los obreros.

El otro punto de conflicto es el ‘khafala’, que ata a los trabajadores a la persona que les emplea y les pone en peligro de ser explotados. Mediante dicha norma, el empleador se convierte en el dueño del obrero al quedarse con su pasaporte y tener la potestad de firmar o no el obligatorio permiso de salida del país.

Qatar asegura que ha aumentado el control sobre los contratistas, pero también se resiste a eliminar el Khafala con el siguiente argumento: no obligan a nadie a trabajar en Doha, pero exigen que se cumplan los contratos firmados.

Control sobre los contratistas

En el estadio de Al Wakrah trabajan ahora mismo quinientos obreros. Están en la fase de cimentación. En el punto máximo de obra se alcanzarán los cinco mil efectivos. Qatar asegura que “están previstas las infraestructuras necesarias para atender a todo el personal en condiciones dignas, tanto en el trabajo como en su vida en nuestro país”. Al Wakrah es el proyecto piloto que los qataríes quieren desarrollar por todo el país. Afirman que los problemas que ha habido con los trabajadores “ha sido por culpa de algunos contratistas, que han abusado de ellos. Pero Qatar ha establecido métodos para evitarlo. Hay nuevos sistemas de control de los empleadores y el que no respete los derechos no podrá seguir aquí”, dicen.

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