Supercopa de Europa
El ‘Factor Bale’ frente a la gran pasión galesa por el rugby
La Federación se aferra a su liderazgo para llevar público al campo. El rugby llena el Millenium (y las entradas se pagan a precios astronómicos) y el fútbol lleva 6.000 personas.
El fútbol es un deporte de caballeros jugado por truhanes y el rugby, un deporte de truhanes jugado por caballeros”. Es el famoso dicho que compara estos deportes no sin cierta ligereza (el propio fútbol surgió del rugby en una taberna de Londres). Y el debate sobre la supremacía en Gales del rugby (muy arraigado en la sociedad como en el resto de Gran Bretaña) sobre el fútbol no es nuevo. En las últimas décadas, el fútbol ha vivido allí a la sombra del rugby, espoleado este último por sus constantes éxitos internacionales y más recientemente por la irrupción de Warburton, ídolo de Cardiff. Eso fue hasta que apareció primero la figura de Bale en la Premier y luego su fichaje por el Madrid, decisivo para entender cómo el Factor Bale ha vuelto a reabrir este viejo debate en el país.
Hay razones históricas que explican el arraigo popular del rugby sobre el fútbol. Siempre fue una seña de identidad, una cuestión cultural vinculada al mundo escolar y universitario. Paralelamente, durante la creación de la liga de fútbol de Gales, las vías de comunicación entre las ciudades eran deficientes y no ayudó a su expansión. Los años dorados de John Charles (llevó a Gales a jugar el Mundial del 58) acabaron pronto. Por contra, la selección de rugby (Los Dragones) tuvo una primera época dorada tras la fundación de su Federación en 1881 y una segunda gran eclosión (que llega hasta hoy) en la década de los 70 y 80, cuando conquistaron ocho Cinco Naciones (actualmente tienen 26 ediciones del ahora Seis Naciones, tantas como Inglaterra).
Más recientemente, el fútbol ha dado un paso adelante. Primero con la apuesta de algunos clubes como el Wrexham, el Cardiff y el Swansea por competir en Inglaterra (los dos últimos coincidieron la pasada temporada en la Premier, algo histórico). Luego con la citada aparición de Bale. Él fue reclamo suficiente para que sólo desde Gales hubiera el doble de peticiones de entradas de las disponibles a la venta para la Supercopa entre Madrid y Sevilla. “Él solo hubiera llenado el Millennium (74.500)”, afirman en la FAW. Cuando la selección de rugby actúa allí, el lleno está asegurado y las entradas se pagan a precios astronómicos. La de fútbol sólo ha conseguido llevar una media de 6.000 espectadores al Cardiff City Stadium en los últimos dos años (datos de la propia FAW). Hay un abismo que la FAW quiere reducir con el Factor Bale y la clasificación para una Euro o Mundial (cuando Gales se jugó el pase para la Euro de 2004 ante Finlandia llevó al Millenium 72.000 personas). Es el dato al que se agarran, como al de media de asistencia del Cardiff el año pasado (27.429 sobre 27.500 de aforo) o del Swansea (20.406 sobre 20.750). Por contra, las asistencias dejan en mal lugar al rugby galés de clubes. El Cardiff Blues de Warburton llevó en los últimos dos años una media de 8.300 personas y los Ospreys, de 9.590. Los jugadores importantes se están marchando a Francia. Los datos indican que el éxito de público viene por los resultados. El debate seguirá vigente en Gales. Rugby vs Fútbol. Pero añadan ahora un nuevo factor, el de Bale...