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Final de Copa | Barcelona - Real Madrid

El Barcelona busca a Messi y el Madrid a su Cristiano Ronaldo

Mascherano y Adriano, centrales de emergencia en el equipo azulgrana. Carlo Ancelotti no desvela quién jugará, si Illarramendi o Isco (21:30, TVE1)
España - Argentina: amistoso en el Wanda

El Barcelona busca a Messi y el Madrid a su Cristiano Ronaldo
AStv

En el libro sagrado del fútbol (Incertum est ipsum), capítulo cuarto, apartado primero, se puede leer: “…por alguna razón que escapa a la lógica, siempre que se disputa una final el equipo que parte con ventaja la pierde en favor de su adversario o presunta víctima”. Las escrituras lo señalan y la experiencia lo confirma. En la lejana final de 2011, el favorito era el Barcelona y ganó el Madrid. Lo mismo vale para el último Clásico liguero, casi con rango de final. Se esperaba la sentencia del Madrid y resurgió el Barcelona. La evidencia es que no hay mayor motivación que verse por debajo (tampoco mucho).

Iker Casillas, a su llegada al hotel de concentración.
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Iker Casillas, a su llegada al hotel de concentración.Jesús Aguilera

Valga lo anterior para explicar por qué ningún equipo desde el Maracanazo quiere asumir públicamente su papel de favorito. Se considera una gafancia semejante a manosear la Copa al salir al campo. De modo y manera que queda en manos del periodista la penosa tarea de señalar (y publicar) el nombre del equipo que está más fuerte, el que cuenta con más posibilidades, caso de que el fútbol fuera una ciencia exacta, que está lejos de serlo. Asumidos los riesgos (y el batacazo), me pronuncio: el Real Madrid llega mejor.

A partir de aquí caben todas las objeciones posibles. La primera, y más importante, es que Messi jugará en el Barcelona y Cristiano no lo hará en el Madrid. Ante ese sólido argumento (lo es para los apostantes) sólo queda oponer el termómetro del presente más inmediato. Messi corrió un kilómetro y medio más que Pinto en el Calderón y su aplicación no mejoró mucho en Granada. Dicho con la máxima prudencia: no parece que esté bien.

Si ampliamos el foco, no hay duda. El Barça gana al Madrid por cuatro Balones de Oro a cero y por 16 títulos a cuatro. Añadan (resten, más bien) los 45 goles que pierde el Madrid sin Cristiano sobre el campo. Visto así, ni hay fin de ciclo ni razones para no entregarle el título al Barcelona por anticipado.

Defensa. Los matices ajustan mejor el pronóstico. El Madrid jugará sin Cristiano, cierto, pero con una defensa solvente (menos en Dortmund). El Barça, en cambio, lo hará con dos centrales que no nacieron centrales, ni siquiera defensas: Mascherano (1,74) y Adriano (1,72). Sin Piqué (1,92), el Barcelona no sólo echa en falta a un campeón de todo, pierde alrededor de 20 centímetros, especialmente relevantes en las jugadas a balón parado.

La baja de Piqué se relaciona con otro problema que atormenta a Martino y a cualquier culé que se precie: la salida del balón. Lo que antes nacía en Víctor Valdés ahora nace en Pinto, y nace nervioso. A partir de aquí, conectar con Iniesta o Messi se puede convertir en una tarea procelosa, cuando no dramática. Xavi y Busquets, de momento, no están a su mejor nivel. De momento, insisto. Su resurrección cambiaría el decorado y lo llenaría de flores.

Insondables. El siguiente par de contrarios admite opiniones más diversas: Neymar-Bale. En su enfrentamiento de cien millones por barba podría residir la clave de la final, si Messi se desentiende, o no halla motivos para ser feliz. Poco más se puede adelantar sobre los debutantes, todavía jugadores insondables. Sólo sabemos que Bale es un productor de estadísticas que se desconecta del juego y Neymar un atacante con más conexión y menos estadística. La indumentaria del brasileño en las tensas horas de la concentración (observen la foto en la página anterior) sólo admite un comentario: hermoso homenaje al Príncipe de Bel Air.

Actitud. Los alrededores también importan. Ancelotti mantiene la intriga de Illarramendi o Isco, clave a la hora de determinar una actitud más conservadora o más atacante del equipo. Por ahí podría encontrar el Barça una fisura; el Borussia la encontró presionando al guipuzcoano.

Sobre Pinto hay que volver para compararlo a Casillas, que pelea por su primer título en el exilio interior. Toda la inquietud que genera el gaditano es tranquilidad si nos referimos a Iker, imbatido en Copa y ganador en ocho finales de once.

Los entrenadores cierran el cupo. Ambos se estrenan y se juegan buena parte de su credibilidad. Martino no tiene, ni probablemente tendrá, otro título más cerca. Ancelotti arrastra la mancha de haber tropezado en los grandes partidos.

Recomienda el libro sagrado del fútbol disfrutar de la única felicidad segura, la de las horas previas. Lo demás es tan incierto como el texto que les llevó hasta aquí.