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REAL SOCIEDAD 2 -OLYMPIQUE DE LYON 0

A la Champions a toda Vela

Dos goles del mexicano, el segundo una obra de arte, ponen a la Real en la fase de grupos de la Champions. Este jueves estará en el bombo 4 del sorteo.

A la Champions a toda Vela

La Champions más txuri-urdin posible sobrevoló Anoeta para situar a la Real entre los mejores equipos del continente. Buena noticia, pues el conjunto de Arrasate volvió a demostrar que tiene categoría y jugadores suficientes como para competir entre ellos. Y eso que le costó asimilar la situación extraña que suponía verse en tan franca ventaja tras lo sucedido en Lyon. Durante el primer cuarto de hora estuvo atenazada, tensa, nerviosa ante el carácter dominador con el que el Lyon saltó al campo. Lacazette peinó un balón que hubiese disparado los miedos en caso de entrar, pero no hubo mucho más sobresaltos aparte de los que la propia Real se daba a sí misma.

Tardó más de lo necesario en aparecer el verdadero espíritu de este equipo, pero cuando lo hizo el marcador se mantenía virgen y la ventaja de la ida, intacta. Menos mal. Griezmann despertó a los txuri-urdines con una vaselina que no sorprendió a Lopes, pero lo que realmente rescató a la Real fue la pausa de Xabi Prieto, fino con la pelota en los pies, inteligente sin ella. Zurutuza se contagió enseguida, siempre con Markel de fiel escudero por detrás, y Anoeta disfrutó de los mejores minutos de su equipo. Seferovic pudo marcar, también Griezmann, y según maduró el partido fue creciendo la figura de Vela. El mexicano, vertical como siempre, se equivocó al tirarse dentro del área con Koné desbordado y al rato se topó con Lopes pese a su buena parábola. Para entonces la Real ya era la Real, siempre alerta en defensa con un Íñigo Martínez inconmensurable y ácida cuando de aprovechar los espacios se trataba. Y lo mejor de todo: el tiempo avanzaba. Lento, pero avanzaba.

En realidad la sensación de riesgo era más por miedo a una tragedia que por lo que sucedía sobre el campo. Cada contragolpe txuri-urdin era una pesadilla para el cuadro galo, al que la salida de Fekir le mantuvo en las revoluciones indicadas pese a que su muerte cada vez estaba más cerca. La defunción definitiva debió llegar con dos ocasiones manifiestas de Seferovic, una fuera por milímetros y la otra repelida por el palo. Pero fue Vela, decisivo hasta en sus peores noches, quien rematase un córner teledirigido por Griezmann para desatar la locura en Anoeta. El Lyon no pudo defender peor la jugada a balón parado. El efecto liberador que supuso el gol relajó por fin a la grada, al equipo. Griezmann se fue entre aplausos, Xabi Prieto se ganó una vez más el cariño del público, al igual que Markel, infatigable en su esfuerzo. La Tamborrada rugía en San Sebastián mientras Íñigo seguía achicando balones como si nada y Vela guardaba gasolina para dejar la acción más bella del partido en el descuento, una sentencia que mete a la Real de lleno en la Champions. Histórico. Merecido. Hermoso.