Real Madrid | La intrahistoria

"Allí la rompía Manolín Bueno, al que vi jugar más veces que a Gento"

"Los jueves por la tarde no había colegio"

(Artículo extraído del Tomo 8 de la Enciclopedia 'Cien Años del Real Madrid', que editó el Diario AS en 2001).En aquellos años no había colegio los jueves por la tarde, aunque sí todo el sábado. Se empezaba a hablar, como en secreto, de la semana inglesa, que consistía en hacer del sábado un domingo anticipado. Pero en aquellos años, los 50 y los 60, el sábado era un día laborable más. Los niños teníamos el descanso entre semana de la tarde del jueves. Los cines de barrio se atestaban con su sesión doble, pero había otra alternativa: el partido de los suplentes en el Bernabéu. Allí lucía Manolín Bueno.

El oponente del Madrid era casi siempre algún equipo de Segunda. Uno del Norte o del Sur que iba o volvía del Sur o del Norte. Los viajes aún eran largos, por carretera o ferrocarril, y no había que forzar demasiado las cosas para adelantar un poco la ida o retrasar un poco la vuelta y hacer escala en Madrid. El Bernabéu no es que se llenara, pero tampoco estábamos en familia. Entre la colonia del equipo forastero (en Madrid siempre ha habido mucha gente de todos lados) los niños que aún preferíamos el fútbol al cine (yo mismo, hasta los 17 años), los padres de esos niños y los aficionados insaciables, nos juntábamos fácilmente treinta mil o más.

No era caro. El Madrid sólo pretendía sacar lo justo para pagar al rival. El interés no era hacer caja, sino mantener a la plantilla activa, a los aficionados conscientes de lo que venía en la cantera y, sobre todo, hacer nueva clientela entre los niños en esas tardes de jueves sin colegio.

Permiso. Los padres estaban encantados: "Siempre es mejor que el chico vaya al Bernabéu que al billar, donde todo lo que puede aprender son vicios". Así que íbamos al Bernabéu y dejábamos lo de los vicios para más adelante. Para cuando llegara aquello de la semana inglesa.

Allí la rompía Manolín Bueno, al que vi jugar más veces que a Gento o a Collar. A estos los veía domingo sí y domingo no, según jugara en casa el Madrid o el Atlético. A Manolín Bueno le veía cada jueves y era un escándalo. Allí vi debutar a Pirri, feo, orejudo y cejijunto, en una tarde que resultó turbulenta. Entre 'La Cátedra', una especie de tendido del siete que se reunía en el fondo Sur, se acusaba a Miguel Muñoz de maltratar sin motivo a Yanko Daucik. Aquella tarde Daucik salió en el segundo tiempo, sustituyendo a Evaristo, pero a los diez minutos le quitó, no sé por qué, para dar entrada a un tal Pirri, que venía de Granada, que salió con el 16 y que, por culpas que no eran suyas, fue pitado en cada jugada. ¡Quién nos iba a decir que luego...!

Manuel Velázquez. Pero nada, en aquellas lejanas tardes, como la aparición casi celestial de Velázquez. Venía de completar su mili en Málaga, donde estuvo cedido y había colaborado al ascenso de los malacitanos. Jugó tres jueves seguidos, contra Osasuna, Deportivo y Lérida. Cada día marcó dos goles y puso el estadio boca abajo.

No necesariamente los rivales eran españoles. Una tarde, en un bonito ejercicio de nostalgia, vino el Stade de Reims, que iba de capa caída. Estaba en Segunda, cuesta abajo en la rodada. Aún estaba Kopa, que ya no corría ni regateaba. Pero fue la primera vez que vi meter esos pases con los que Laudrup, tantos años después, enamoró a barcelonistas y madridistas. En aquellos jueves se veía mucho fútbol. En aquellos jueves nos aficionamos muchos niños madrileños.

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