La Costa de Marfil abanderada por Drogba y los hermanos Touré alcanzó por fin la gloria en la última Copa de África, conquistada en los penaltis ante Ghana en una final a vida o muerte. Aquella era quizá la última oportunidad de que la mejor generación de la historia de los Elefantes pudiera lograr un título y lo hizo sobre la bocina. Después ha llegado el relevo generacional y el actual equipo ha conseguido renovarse con mucho sentido, hasta el punto de mantener el punto competitivo ya sin los mejores jugadores de su historia. La aparición de gente joven de mucho nivel como Bailly o Kessié, el gran estado de forma de otros como Seri o la nacionalización de Zaha, que ha declinado jugar con Inglaterra por hacerlo con Costa de Marfil, le dan una frescura a la selección que de ninguna otra manera hubiera encontrado el técnico galo Dussuyer. Habrá que ver el estado de sus delanteros, especialmente Bony, para saber si no ha perdido una pegada que en estos últimos años le permitió ganar muchos partidos sin jugar bien.
Prácticamente ha llevado a cabo toda su carrera en África, primero en la selección de Benín, luego en la de Guinea y ahora con el premio gordo de dirigir a la actual campeona africana Costa de Marfil. Ya fue segundo entrenador de los Elefantes con Henry Michel en 2006, ahora le toca el reto de ser primer espada de una selección grande.
Un tira y afloja entre las federaciones inglesa y marfileña terminó con el extremo decantándose por Costa de Marfil, con lo que ello supone. Dicen que hasta Southgate le recomendó que esperara, pero Zaha, que ha vivido en Inglaterra toda su vida, lo tuvo claro. El extremo del Crystal Palace es rápido y desequilibrante, el mejor de su equipo este año.
En las últimas ediciones de la Copa de África los congoleños han conseguido penetrar en los aficionados y esta vez prometen dar colorido y dejar imágenes curiosas igualmente. Ya no está el portero Kidiaba con su particular baile en la celebración de los goles, pero seguro que hay diversión asegurada con una selección alegre y sin tapujos a la hora de plantear los partidos. Con la base del TP Mazembe (uno de los mejores clubes de África) y los muchos jugadores disgregados por Europa, sobre todo Inglaterra, la RD Congo aspira a ser el equipo rocoso atrás y dinámico arriba que tan buenas sensaciones ha dejado en los últimos grandes torneos. Hay que ver el rendimiento de jugadores que han sido capitales hasta ahora como Mbokani o el de otros que deben dar un paso al frente en la selección como Bakambu. Eso sí, la ausencia de Bolassie (Everton) por lesión le puede restar mucho potencial.
Fue una auténtica sorpresa su papel con Vita Club, al que estuvo a punto de hacer campeón de África en 2014, y por ello la federación le dio el puesto de seleccionador, compartido con el de entrenador de su club. Él respondió ganando la Copa Africana de Naciones (la juegan sólo futbolistas que militan en África) y ahora le toca la de verdad.
Nacido en Francia e internacional con los galos hasta categoría Sub-20, la mayor posibilidad de ser convocado con RD Congo le hizo decantarse por los congoleños cuando aún jugaba en el Bursaspor turco. Después ha llegado su gran rendimiento en el Villarreal y ahora mismo es la gran estrella congoleña por delante de Mbokani.
Marruecos tiró del mejor técnico que ahora mismo hay en el panorama africano para tratar de volver a ser la gran potencia que en su día fue. Hervé Renard, campeón de la CAN con Zambia en 2012 y con Costa de Marfil en 2015, dirige a una selección llena de talento, juventud y margen de mejora. Algunos de sus jugadores se han instalado desde hace tiempo en conjuntos poderosos de Europa, pero falta que todos ellos se acoplen y rindan como selección al máximo nivel, al menos en África. De hecho, 40 años sin ganar una Copa de África y 20 sin jugar un Mundial son cifras que un país con las posibilidades futbolísticas de Marruecos no se puede permitir. Para eso ha llegado Renard, cuyo equipo dio muestras de buen nivel en la fase previa y ahora debe corroborarlo en la fase final. Las ausencias por lesión de Belhanda y Amrabat le pueden hacer daño, así como la de Ziyech por decisión técnica. Aún así, hay equipo como para considerarlo aspirante.
La gran estrella de Marruecos está en su banquillo, en realidad. Este técnico francés ha tocado la gloria en África con Zambia (2012) y Costa de Marfil (2015), dos desafíos considerables que ahora encuentran prolongación al dirigir a un país muy necesitado como Marruecos. Conoce el fútbol africano y sabe hacer competir. Los marroquíes le esperan.
No está jugando demasiado en la Juventus con Allegri, pero sus condiciones como central están fuera de duda tras su paso exitoso por Udinese, Roma y Bayern. Defensor polivalente y rápido al cruce, en un fútbol poco riguroso como el africano debe destacar y ser el jugador diferencial de la zaga de Marruecos. Además tiene muchos galones.
Para la historia quedará la participación de Togo en el Mundial de 2006, así como el ataque terrorista sufrido en Angola en 2010 antes de la Copa de África que le hizo retirarse de la competición y ser posteriormente sancionada. Son episodios de una selección togolesa que llegó a estar entre las mejores del Continente cuando Adebayor estuvo a su mejor nivel, aunque aquello parece ya lejano. De hecho, el espigado delantero llega al torneo sin equipo y muy lejos de su forma ideal. Aún así, con Claude le Roy en el banquillo todo es posible. Togo tiró del técnico con más experiencia de África para intentar llegar lo más lejos posible en una Copa de África que se le complicó mucho desde el sorteo inicial. Milagros más difíciles ha sido capaz de protagonizar Le Roy, que necesitará que los togoleses recuperen el orgullo perdido y los goles de Adebayor para poder sorprender como tantas veces hicieron en la última década.
Lleva 36 años dirigiendo equipos y muchos de ellos han sido selecciones de África (Camerún, Senegal, RD Congo, Ghana, Congo...) de todo tipo y calado. En la mayoría ha conseguido dejar su inconfundible sello, ese que permite convertir lo imposible en posible. Eso quiere hacer también con Togo, ya con 68 años de experiencia vital. Toda una leyenda.
Uno de los mejores jugadores que ha dado África en la última década sin discusión, pasó por Arsenal, City, Real Madrid y Tottenham y en todos ellos dejó un buen recuerdo por su espigada zancada y su buena relación con el gol. A sus 32 años ya no es el que era y de hecho llega sin equipo al torneo. Una incógnita saber cómo estará de forma.
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