Cada vez hay retos virales más peligrosos extendiéndose en Internet y lo peor es que, a pesar de que algunos de ellos como 'Ballena azul' o 'Momo' hayan causado incluso algunas muertes, siempre acaba apareciendo alguno nuevo.

El último que hemos conocido es el de 'Jonathan Galindo', un personaje caracterizado como el 'Goofy humano'. Se trata de un personaje perturbador famoso en redes sociales cuyo nombre real es desconocdio.

Desgraciadamente, hace unos días el personaje causó un suicidio. Un niño de 10 años se lanzó al vacío desde el balcón de su casa porque, según cuenta, temía a dicho personaje.

Jonathan Galindo, también conocido como el Goofy humano, contacta con sus víctimas a través de redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter o TikTok) y les envía peticiones de amistad o mensajes privados. Una vez recibe respuesta, encarga algunas misiones a niños y jóvenes. El problema es que estas "misiones" son de naturaleza agresiva, peligrosas e incluso incitan a la autolesión.

Es por ello que el niño italiano ha acabado suicidándose causando revuelo generalizado en todo le mundo ante la peligrosidad de estos retos virales que cada vez están más extendidos. Según los medios locales, el pequeño salió por la ventana de su casa, trepó por la barandilla y lanzó al vacío dejando una nota que decía "lo siento mamá, le tengo miedo al hombre de la capucha".

El peligro de los retos virales para los niños

Lamentablemente, no se trata del único reto que ha acabado en desgracia para los más pequeños. También se popularizó en los colegios de Primaria el denominado 'ballena azul', un reto que instaba a realizar 50 tareas en 50 días y el último era quitarse la vida.

También conocimos 'El abecedario del diablo', un reto que se realizaba en parejas. El proceso consistía en rascar el dorso de la mano o de la muñeca del otro mientras le preguntaba por las letras del abecedario. El menor tenía que decir una palabra que empezara por la letra en cuestión hasta llegar a la Z y completar el abecedario. Al acabar, las manos de los pequeños acababan llenas de marcas y, en algunos casos, de heridas importantes.