Alemania ha dado un giro radical a su política exterior y de defensa. Después de llegar a un acuerdo con la oposición para modificar la Constitución, el canciller Olaf Scholz cumplirá con su promesa de elevar el gasto militar.

Con la guerra en Ucrania de fondo, Berlín se compromete a invertir un total de 100.000 millones de euros en modernizar su ejército (Bundeswehr). De hecho, se trata de la operación de rearme más grande que ha hecho el país germano desde la Segunda Guerra Mundial. El tripartito que conforma el Ejecutivo alemán llegó a un acuerdo con los democristianos, principal partido de la oposición, para la creación del fondo.

"Es un gran paso para nuestro país. Esta medida contribuirá a una mayor seguridad para Alemania y Europa", argumentó Scholz en un acto realizado en Hannover. Para que la renovación de las fuerzas armadas sea una realidad, es imprescindible que dos tercios del Bundestag (Cámara baja alemana) y del Bundesrat (Cámara alta) voten a favor.

De este modo, Alemania podrá aumentar la partida presupuestaria hasta los 70.000 millones anuales, con el objetivo de cumplir con la contribución del 2% del Producto Interior Bruto a Defensa, requisito indispensable de la OTAN para sus Estados miembros. La Ministra titular, Christine Lambrecht, especificó en qué se invertirá dicho dinero. Hemos identificado lo que necesitamos para garantizar la defensa nacional y de la Alianza en el futuro".

La inversión, centrada en el Bundeswehr, irá destinada a la compra de equipos de visión nocturna, de equipos de radio, así como de helicópteros de carga pesada y aviones de combate que sustituyan a los actuales, denominados Tornado.

190 millones destinados a Ucrania en ayuda militar

Alemania ha destinado a Ucrania un total de 190 millones de euros en ayuda militar, especialmente de armas y equipos durante el primer mes y medio de conflicto bélico. Berlín suministró 50 tanques antiaéreos Gepard a finales de abril. Además, durante estos meses han facilitado misiles antiaéreos y munición a las tropas ucranianas.

Uno de los problemas con los que se ha topado Alemania en los últimos años es con la escasa financiación del ejército. La ofensiva rusa en Ucrania cambió la estrategia inicial de Berlín, que era la de no suministrar armas a regiones o países en conflicto. Desde los altos mandos argumentaban que, en caso de que el país sufriese una agresión, no estaría en condiciones de defenderse con los recursos actuales. Una situación que cambia por completo tras esta decisión.