Después de que diciembre cerrase con el Índice de Precios de Consumo (IPC) un 6,7% más en su tasa anual, los pensionistas comenzaron a preguntarse cómo afectaría la inflación al dinero que reciben mediante las pensiones. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, quiso tranquilizar a los pensionistas enviándoles una carta.

El mensaje de Escrivá aseguraba “que las pensiones van a mantener siempre el poder adquisitivo. El 1 de enero de cada año, su pensión subirá exactamente lo mismo que haya aumentado el IPC medio del año anterior, garantizando así su revalorización”.

Aumenta el porcentaje que se lleva Hacienda

Sí, el importe bruto mensual de una pensión ha subido. Si la máxima cuantía era de 2.707,49 euros en 2021, en 2022 será de 2.819,18 euros (111,69 más). También lo hará el importe líquido total, es decir, lo que finalmente recibe el pensionista. Si antes recibía 2.172,49 euros, ahora esa cuantía será de 2.235,61 euros, 63,12 más que en 2021.

¿A qué se debe la diferencia entre los 111,69 euros brutos y los 63,12 finales que el pensionista recibe? Muy sencillo: el Gobierno sube la cuantía mensual de la pensión en función del IPC, pero también sube la retención por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) casi un punto porcentual en las pensiones máximas y más de medio punto en las pensiones intermedias.

Retomando el caso de una pensión máxima (que en 2022 es de 2.819,18 euros), el incremento de 111,69 euros se divide de la siguiente manera: 63,12 euros para el pensionista (el 56,52%) y 48,57 euros para Hacienda (el 43,48%).

Pensiones de viudedad

Si hablamos de una pensión de viudedad de 1.269,53 euros brutos mensuales, el incremento lo eleva ahora hasta los 1.321,90 euros, es decir, sube 52,37 euros. De ellos, la persona que recibe la pensión solo obtendrá 38,48 euros, pues la retención por IRPF aumenta este año del 10,62% al 11,25% y Hacienda se queda con casi 14 euros de los 52,37 brutos.

Desde el punto de vista de tributación, las pensiones son vistas como rendimientos del trabajo, por lo que se le aplica el IRPF, que va desde el 1% para sueldos anuales de hasta 12.000 euros hasta el 15,95% en las pensiones que superen los 30.000 anuales.