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¿Qué son los códigos CVV, CVV2 y CSC de las tarjetas y para qué sirven?

Las tarjetas bancarias tienen una serie de mecanismos de seguridad, entre los que se encuentran estos códigos que protegen las operaciones.

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¿Qué son los códigos CVV, CVV2 y CSC de las tarjetas y para qué sirven?

Cada vez que se realiza una compra por Internet, las plataformas de pago exigen una serie de códigos para poder realizar la operación. Concretamente piden el CSC, el CVV o el CVV2. Estos son unos códigos de seguridad que tienen las tarjetas bancarias, tanto las de crédito como las de débito, para evitar que puedan usarse fraudulentamente. Estos códigos son numéricos y están impresos en las tarjetas.

El CVV es una medida de protección complementaria, cuya función es asegurar que la persona que está realizando una compra con la tarjeta es el titular de la misma, ya que para saberlo es necesario tener la tarjeta física o bien las claves de la aplicación bancaria para poder consultarlo online.

Existen distintos tipos de códigos y cada uno sirve para una tarjeta. El CSC (Card Security Code) es el código de seguridad de la tarjeta y se usa para tarjetas de débito, el CVV (Card Verification Value) es el número de verificación de la tarjeta, el CVC2 (Card Verification Code) se usa en tarjetas de débito MasterCard, el CVV2 está presente en las tarjetas Visa y el CID (Card Identification) en tarjetas de American Express.

¿Para qué sirven y dónde están los códigos de seguridad de la tarjeta?

Estos códigos de seguridad sirven para evitar el robo de identidad y el fraude en compras realizadas por Internet. Es un número único que no se puede almacenar en la nube cuando se producen pagos online, no se refleja en ninguna operación ni aparece en la información de la banda magnética de la tarjeta, en recibos ni en facturas. Es un código único para cada tarjeta, por lo que si se sustituye por otra conserva el número, pero no el CVV ni la fecha de caducidad. Otra característica que lo define es que no está impreso en relieve, sino con láser, para evitar copias calcadas, ni huellas ni clonaciones.

El código está formado por tres o cuatro dígitos, dependiendo del tipo de tarjeta, igual que su ubicación. Por ejemplo, una tarjeta de American Express tiene un código formado por cuatro números que se encuentran en la parte delantera, mientras que en una Visa o una MasterCard está formado por tres números que se encuentran en la parte posterior de la tarjeta, al lado de la firma.

Proteger el código

Al ser un código de seguridad único, lógicamente no debe facilitarse jamás por correo electrónico ni otros medios para evitar que los ciberdelincuentes se hagan con él y puedan realizar un uso fraudulento de la tarjeta. Para ello, teniendo el código de seguridad, bastaría con conocer el número de la tarjeta, el PIN y la fecha de caducidad.

Jamás se podrá realizar una compra online sin utilizar este código, que supone un paso más en la verificación de la identidad del titular de la tarjeta. Por ello, no se lee automáticamente, sino que debe introducirse manualmente en cada operación. Otras formas de proteger tus compras, y tu tarjeta, es acceder solo a plataformas de pago seguras y páginas web que tengan código de seguridad https y el candado que certifica su seguridad.